Misiones culturales
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Por: Alejandro Saucedo Hernández | @AlexSaucedo
(Primera de tres entregas).

 

Como advertencia y ante la apariencia del lacerante título que he puesto a estas líneas, debo mencionar que no pretendo hacer un juicio tácito al servicio educativo de Misiones Culturales, eso se lo dejo a usted amable lector. Lo que se pretende es ir aportando elementos que puedan ayudar a usted a decidir de forma razonada sobre la vigencia o decadencia de este servicio educativo, no formal, para jóvenes y adultos, presente en Tlaxcala y el país.

 

Una frase del filósofo Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) decía que: “el hombre es un ser social por naturaleza”; sin embargo, y desde antes del origen de esta idea, la sociedad ha estado en constante transformación y evolución, junto con ello, las instituciones y principalmente las educativas no han escapado a esta dinámica, y los problemas que ha tenido, y tiene el Sistema Educativo Mexicano, son cada vez mayores, pero a su vez, se convierten en áreas de oportunidad que son transformados en retos, no solo para los centros educativos, sino para quienes están involucrados dentro de ellos. Tal es el caso de las Misiones Culturales.

 

En esta primera entrega, se pretende dar un boceto, sin dejar de ser profundo y metodológico en su integración, sobre los antecedentes y el surgimiento de los primeros institutos de capacitación para el magisterio, que posteriormente se convirtieran en lo que hoy se conoce como las Misiones Culturales y de cómo, junto a las Casas Del Pueblo y la Escuela Rural Mexicana, en una coyuntura de luchas sociales constantes, desacuerdos políticos y necesidades educativas, surge como una oportunidad para la capacitación de maestros a raíz de una demanda revolucionaria en donde se hacía necesaria la educación y la cultura.

 

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Al mismo tiempo, se presentarán las diversas etapas por las cuales, desde sus inicios, hace ya casi un centenar de años, han estado guiadas por un sistema no formal de capacitación, pero con un sentido holista que brinda la responsabilidad el trabajo y desarrollo comunitario, trabajando hombro a hombro con autoridades municipales y dependencias de los tres niveles de gobierno, a fin de procurar un mejoramiento en la calidad de vida de los alumnos atendidos.

 

El servicio educativo de las Misiones Culturales es un programa que pertenece a la Secretaría de Educación Pública (S.E.P.), creado en el periodo post revolucionario con la finalidad de reducir la brecha de necesidades y carencias económicas, sociales y culturales, pero sobre todo educativas; pues antes del conflicto armado revolucionario, la educación estaba confiada y controlada por la iglesia, como el Colegio de las Vizcaínas, la cual recibió críticas por insinuar su carácter laico en 1732.

 

Durante el período conocido como la Reforma, Juárez expide la Ley Orgánica de Instrucción Pública, en la que se declara la enseñanza elemental gratuita para los pobres y obligatoria para todos, así mismo, se suprimen las lecciones de religión de los planes de estudio reglamentarios.

 

El número de escuelas era reducido, tan solo en la colonia fueron solo 6 colegios en toda Nueva España, posteriormente, en la época post independentista, se crean la Compañía Lancasteriana, y hasta 1870 fue la única gestora de la enseñanza primaria y medio de formación de docentes.

 

Otro gremio, lo fue el Gran Círculo de Obreros quienes estaban integrados por trabajadores agremiados en su mayoría por artesanos de la rama de hilados y tejidos quienes concurrirían a escuelas nocturnas.

 

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Para junio de 1911 el gobierno interino decreta la creación de las Escuelas de Instrucción Rudimentarias; sin embargo, la formación de los maestros rurales estaba adaptada al medio urbano y con ello la educación contemplaba el problema de la selección y formación de maestros rurales, así como la premura de contar con un plan de estudios. (Hughes, 1951: 9-11; Santiago, 1973: 9-12; Bonilla, 1945).

 

Aunado a ello, en esta época se buscaba la restitución de los valores humanos y el levantamiento de la dignidad de las personas mediante el proceso educativo no solo de los niños, sino de los adultos, de la fuerza de trabajo que se requería para un crecimiento económico y desarrollo del país.

 

Esta labor educativa se centraba en mayor grado con aquellos que pertenecían a ese gran grupo obrero y campesino. De acuerdo con Cerna (1964), esta obra era una continuación que se había iniciado en diciembre de 1910 con la creación de las Misiones Culturales de Catequización Civil para los indígenas, en diciembre de 1910, por acuerdo del Dr. Rafael Cepeda, Gobernador de San Luis Potosí y el Prof. David G. Berlanga, Director Federal de Educación; dicho proyecto, que tenía por objeto intervenir en las necesidades de castellanización, socialización, instrucción y educación de los indígenas de la entidad.

 

En medio de los diversos conflictos y lucha entre grupos post revolucionarios, siendo Presidente de la República el General Álvaro Obregón, se da un paso trascendente por el Estado para la educación popular, ya que se empiezan a perfilar principios de la Revolución Mexicana, con la creación, el 3 de octubre de 1921, de la Secretaría de Educación Pública, a cargo de Vasconcelos, contemplando dentro de su estructura institucional, al Departamento de Educación y Cultura para la Raza Indígena.

 

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Con ello y de acuerdo con Hughes (1951), México estaría entrando a una época como una “aurora boreal”, ya que es Vasconcelos quien abandera las aspiraciones revolucionarias en materia educativa, siendo su idea principal el “poder transformador de la educación”, así como de un proyecto educativo con sentido social, difundiendo la cultura, combatiendo el analfabetismo e impulsando la educación en las zonas agrícolas y fabriles, cimientes de lo que serían las Misiones Culturales

 

De acuerdo con Santiago (1973), Vasconcelos retoma la problemática por la que estaba pasando el país, y declara que la educación de masas del campo, se consideraba como un problema social, con ello ya no pretende vislumbrarse como una educación para una clase media urbana, sino más bien, como una “misión religiosa, apostólica, que se lanza y va a todos los rincones del país, llevando la buena nueva de que México se levanta de un letargo, se yergue y camina” (Cosio, 1947; citado en Santiago, 1973).

 

De esta forma construyen los cimientos en los que descansará el proyecto de las Misiones Culturales; que se destacará de otros en el campo educativo y formativo de jóvenes y adultos, no solo para México, sino para toda América Latina, en la que estaría bajo la pluma y escrutinio de grandes figuras como Gabriela Mistral y el propio Lloyd Herbert Hughes, tan sólido resultaba el proyecto que casi medio siglo después es premiado por la UNESCO; pero de ello comentaré en la próxima entrega.

 

 

Referencias.
Hughes, H. (1951) Las Misiones Culturales Mexicanas y su programa, París, Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas
Santiago, A. (1973) Las misiones culturales: (1923-1973), Secretaría de Educación Pública.

 

 


 

 

 

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5 comentarios en «Las Misiones Culturales: ¿Un servicio educativo en agonía?»

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