Por: Carlos Garber Julián | @Garber_Julian
En los últimos días he visto en diferentes medios de comunicación, declaraciones por parte de algunas autoridades sanitarias e incluso autoridades de educación, en el sentido de plantear la posibilidad de que en noviembre próximo puede ser el regreso a las escuelas.
Este regreso a las escuelas quizá sea deseado por muchos sectores, obviamente al igual que ha ocurrido en otras áreas, este tipo de reaperturas son impulsados en gran medida por cuestiones de carácter económico. Aunque en el tema educativo pareciera que esto nada tiene que ver, la verdad es que gran parte de las economías locales dependen mucho de las actividades escolares, desde las cuestiones básicas como el transporte público, hasta el gasto diario en los comercios, incluyendo a los vendedores ambulantes a las afueras de cualquier centro educativo.
La percepción que se tiene en México sobre la realidad de la pandemia cada día pierde más credibilidad, lo cual preocupa seriamente, porque en todo pareciera que se está tratando de privilegiar la cuestión económica por encima de la cuestión sanitaria, pero ese tema se lo dejo a los analistas económicos y del área de la salud.
Lo que pretendo expresar en este corto artículo será analizado tanto para docentes como alumnos, si bien para aquellos que intervienen en los procesos de enseñanza aprendizaje, ciertamente resulta mucho más benéfico el reanudar las actividades presenciales y sin duda, es el fin que todos buscamos, tendríamos que detenernos a pensar en qué tan benéfico podría ser apresurar este regreso a las escuelas.
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Sería útil tomar como ejemplo lo que ha ocurrido en algunos otros países donde se ha presentado un regreso gradual a las escuelas. Por obvias razones uno de los primeros países en retornar a los alumnos a sus escuelas fue China, seguido de algunos países de Europa, y así la lista podría continuar. En todos los casos el regreso no ha sido al 100% sino que ha sido gradual y bajo ciertas medidas sanitarias, de la misma forma en casi todos los casos, a las pocas semanas o máximo un par de meses después han tenido que volver a cerrar las escuelas por detectar contagios de coronavirus en estos espacios.
Resulta importante voltear a ver la experiencia vivida en otras partes del mundo para poder tomar las decisiones adecuadas, poniendo por encima de todo interés, la salud de las niñas, los niñas, jóvenes y adolescentes, además por supuesto, la salud de todos los docentes y cualquier persona que se encuentre involucrada en la educación en México.
¿Qué tanto serviría a la educación en México regresar a las escuelas de forma gradual, es decir, que algunos alumnos estén en el aula uno o dos días, y otros alumnos lo mismo, pero en diferente momento, realmente como docente ¿sería práctico trabajar de esa forma?, ¿se tendrían avances reales combinando la clase entre presencial y a distancia?
No podemos olvidar los esfuerzos realizados hasta el momento tanto por alumnos, padres de familia, y docentes, mismos que les ha permitido iniciar un histórico ciclo escolar, podría resultar hasta cierto punto riesgoso el cambio a un sistema híbrido, al decir riesgoso, no me refiero únicamente a la cuestión sanitaria, que como dije antes, debe ser lo más importante, sino que me refiero a un posible freno y descontrol por parte de alumnos y docentes en sus actividades ya planeadas.
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Regresar en noviembre podría significar detener o desacelerar el ritmo que han ido tomando poco a poco tanto alumnos como docentes en el desarrollo de sus contenidos, podría además significar un alto riesgo de contagios y por ende volver a cerrar escuelas y con ello la consecuencia de retrasar más tiempo un regreso seguro a las aulas.
Obviamente estoy a favor de que la educación sea, lo más pronto posible, igual o lo más parecido a lo que teníamos antes de la pandemia, sin embargo, manifiesto mi preocupación porque se busque acelerar un regreso a las aulas, cuando en México ha quedado claro que ni la misma pandemia ha podido ser desacelerada, sé que esto no aplica para todo el territorio nacional, habrá algunos lugares donde ya no existan casos activos y que los nuevos positivos cada día sean mas lejanos unos de otros.
Regresar en noviembre representaría a lo mucho 6 semanas, antes de las vacaciones de diciembre, época en la que naturalmente comienza a presentarse mucha ausencia de alumnos en las aulas, por cuestiones de gripes o enfermedades respiratorias, razón por la cual considero como lo más viable, esperar a terminar el 2020 trabajando de la forma en la que ya lo estamos haciendo todos, es decir, la escuela en casa.
En fin, como siempre esto simplemente es la opinión de su humilde servidor y amigo, la decisión en todo este tema está en la mano de expertos en educación y por supuesto de los que saben en el área de la salud.
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