estereotipo
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Hace tiempo, revisando diversos textos, me llamó la atención uno en específico, el cual hablaba de cómo sería la educación del futuro, en la que la tecnología digital sería quien trasformara los ámbitos de la vida familiar incluyendo las construcciones de la identidad social de las generaciones del futuro.

 

Por: Alejandro Saucedo Hernández | @AlexSaucedo

 

A partir del año pasado de una forma arrolladora, la sociedad en general, hemos experimentado, los cambios del trabajo en casa, procesos de enseñanza aprendizaje a distancia, sincrónicos y asincrónicos; pero algo de lo que poco nos percatamos es del cambio de estereotipo que se ha estado construyendo y creando, no solo desde el hogar, sino a través de la construcción social electrónica.

 

Pero iniciemos con algo bastante tangencial, ya que, cuando comparamos nuestros trayectos sociales siempre hemos tomado un referente de medida, el cual nos va llevando a un “encajonamiento” personal; entonces, ¿Si la medida de referencia es trivial nuestro trayecto social y educativo será trivial?;  este tipo de cuestionamientos sin duda son un gran problema social pues nos ha llevado a actuar muchas ocasiones con prejuicios, volviéndonos intolerantes a lo que consideramos o denominamos “anormales”, etiquetando o determinando el comportamiento de un individuo que pertenece a un grupo social determinado, cerrándole la puerta, rechazando y discriminándolo.

 

Algunas de las consecuencias de este aprisionamiento identitario colectivo de que somos objeto, ha creado una distorsión de lo que cada persona debe ser o la forma en que debe actuar, una especie de idea lógica de preposiciones, donde las inferencias son construidas sin tomar en cuenta una estructura interna del individuo, donde se determinan las condicionantes compuestas de antecedente y consecuente; es decir: sí tiene tatuajes, entonces es un vago.

 

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Si bien estas “clasificaciones” han servido para diversos estudios sociales y etnográficos, también es un hecho que han contribuido a determinar el comportamiento de una sociedad; sin embargo, la colectividad no determina la individualidad de los sujetos; en donde el grado de conciencia colectiva, se vuelve más peligrosa cuando se racionaliza y se mitifica.

 

Esta racionalización, a menudo facilita la distorsión en lugar de la aproximación a la verdad, y los medios de apropiación que tenemos como individuos, suelen ser por un lado la familia y sus construcciones sociales del mundo; por otro lado, el contexto espacial y físico en el que nos desenvolvemos, pero por sobre todo, quien lo masifica son los medios de comunicación, y hoy en día las tecnologías de la comunicación e información, específicamente las redes sociales electrónicas; caso concreto los Influencer, un grupo social cuyas características suelen enfocarse hacia la  presencia y credibilidad en las redes sociales; quienes se han convertido en lideres mediáticos gracias a la globalidad del internet.

 

Este grupo social en incremento, y poderoso canal trasmisor de valores, tipologías e ideales, que en su momento ha sustituido a las celebridades de cine y televisión, considerados como modelos de comportamiento social, ha modificado el pensamiento de individuos de todas las edades, centrándose en grupos prioritariamente de jóvenes; de esta forma surge un nuevo grupo social electrónico.

 

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El estereotipo que, de este grupo social, crea un modelo hacia un sector de la sociedad, en donde se tiene la creencia que se trata de personas con un alto grado de influencia, determinado a partir de sus seguidores (que no siempre son una gran cantidad como lo hacen creer) y que se consideran a sí mismos y son considerados como expertos, pues las opiniones que compartan con una comunidad específica que los sigue, tendrán un alto impacto en esta. Lo cual tiene cierto grado de verdad, ya que el trabajo de este grupo social es el poder de convencimiento; en este sentido, la admiración, permite a los seguidores, idealizar al influencer, y querer ser como ella o él.

 

De esta manera, seguir de cerca a esta nueva identidad colectiva de individuos, no es nada sencillo para la parte educativa; sin embargo, el estereotipo de docente en la actualidad, no deja de ser el mismo, ha sido, es y será un influencer para todos sus alumnos, algunas veces orientando, otras persuadiendo, algunas otras motivando, pero en su mayoría formando; de esta manera, como docentes debemos enfocar la mirada a nuevas formas de comunicación de contenidos, apropiación de saberes, desarrollo de habilidades y gestión de ambientes de aprendizaje.

 

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No me dejará mentir amable lector, que si usted es uno de los tantos y tantos guerreros docentes, que ha visto la oportunidad o necesidad de transformar su aula en una aula virtual, ha pasado por una serie de estereotipos que lo han conjugado con diversos motes, pero que estoy muy seguro que ha salido victorioso, pero si no ha sido así, algunas recomendaciones de acuerdo a Armano (2011) respecto a seis factores que un influencer debe poseer para generar persuasión, en nuestro caso en las y los  estudiantes:

 

En primer lugar, se debe considerar el “alcance” del medio de difusión y en este sentido no se debe limitar a solo los documentos escritos o plataformas educativas, sino potenciarlos y descubrir nuevas formas de interacción sincrónica y asincrónica como los blogs, los wikis, algunas plataformas interactivas como Socrative, Super Teachers Tools, @MyClassGame, Ta-tum y otros. Donde la idea es propagar contenidos de aprendizaje en una forma exponencial.

 

Por otro lado, se debe tomar en cuenta la “cercanía y proximidad” hacia el estudiante, pues una persona cercana y empática con las expresiones del alumnado, suele tener un poder de influencia muy poderoso, generando canales estrechos de comunicación aun siendo en la distancia, lo cual genera no solo predisposición a la adquisición de contenidos, sino a crear ambientes virtuales de aprendizaje.

 

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Un tercer elemento tiene que ver con la “experiencia”, no se puede enseñar, ni influir en lo que no se sabe, por tanto, para hablar de un tema debe estar comprendido de forma que pueda tratarlo por diversos métodos aplicando técnicas de enseñanza variadas, desde un simple interrogatorio hasta un estudio de caso; recuerde que la experiencia no se gana a través de mucha capacitación sino de la acción participativa y colectiva, admitiendo que no somos todólogos y que del alumnado (sea el nivel que sea) se aprenderá con ellas y ellos.

 

El cuarto elementos de la influencia se basa en la “relevancia”, en la que se inscribe la idea clave, el objeto de conocimiento y que habrán de servir de andamiaje para ampliar y referenciar los elementos que conforman toda su estructura cognoscitiva.

 

La “credibilidad”, es el quinto factor que se debe tomar en cuenta ya que esta marca la percepción que tienen no solo las y los estudiantes, sino también las madres y padres de familia y la sociedad en general respecto a nuestra función docente; en las que se recomienda que se ponga mayor atención en fuentes confiables y sobre todo una actualización tanto en contenidos, métodos, técnicas, pero sobre todo en elementos estructurales de la construcción de lenguajes académicos, de acuerdo a cada nivel.

 

Finalmente, la más importante: “confianza” ofrecer y generar confianza en el alumnado es uno de los aspectos para influir de forma más profunda en ellas y ellos; apropiarnos de los contenidos, creer en su utilidad y necesidad para construir a partir de ellos nuevos conocimientos es algo que debemos transmitir, pero para ello es preciso generar ese ambiente íntimo entre la comunidad educativa.

 

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Sin lugar a duda, el estereotipo del docente en la actualidad y de la comunidad educativa en general, solo es una adaptación al contexto y las circunstancias que se viven día con día, solo es necesario no encajonarse, y salir de la zona de confort, librando la zona de miedo, hacia una zona de aprendizaje constantemente heutagógico.

 

Referencias
Armano, D. (2011). Pillars of the New Influence. Harvard Business Review. Recuperado de: https://hbr.org/2011/01/the-six-pillars-of-the-new-inf

 

 


 

 

 

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3 comentarios en «EL ESTEREOTIPO DEL DOCENTE ACTUAL.»

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