Educación “Las dos horas frente a clase”

Por: idLearning en colaboración para Despertar Diario | @idLearning

Han pasado ya más de 10 meses desde que la pandemia desató un sinfín de cambios sociales, económicos, administrativos, culturales y sobre todo en educación. 10 meses que, si lo midiéramos como estudiantes en un diplomado o como Curso/Taller, pasado todo este tiempo de formación, los resultados o los cambios ya deberían ser… sino evidentes, si con posibles destellos de modificaciones específicas al paradigma educativo.

Al día de hoy, es más que evidente que el profesorado se está moviendo y se está autoformando (aunque es muy irónico que el profesor abogue por una conducta autodidacta del alumnado, pero en su propia persona, no le convenza este tipo de formación) en creación de Contenido Digital (C.D.) y edición del mismo en vías de por fin, brindarles más herramientas a sus alumnos.

Lo que no se termina por decir/aceptar en la educación.

En entregas pasadas ya habíamos hablado y mencionado más a detalle sobre el tema, definición y ejemplos de la tan citada línea – el apoyo educativo – en esa entrega vimos y pusimos sobre la mesa, qué es a final de cuentas, ese tan mencionado slogan educativo que nos guste o no, es presente, es latente y quizá como resultado de la pandemia y las cuarentenas sociales, será ya perennemente ligado al quehacer escolar.

Lo que no se termina por aceptar en la educación es la abismal (y el adjetivo aún queda limitado ante la situación real) diferencia al realizar C.D. entre lo que el profesor otorga y al final recibe. Tanto de su alumnado como también por parte o resultado de ese llamado apoyo educativo.

En números concretos, durante cursos de formación Docente, se afirmaba que un profesor trabajaba 3 horas más fuera del salón de clases por 50 min. de hora clase frente a grupo. Y en efecto, esa era la razón primordial de argumentar una mejor paga al analizar a detalle esas tres horas quizá fantasmas, pero, que sin su presencia el tipo de clases, educación o dinámicas grupales era impactado de forma muy negativa.

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Esas tres horas eran necesarias para una buena planeación/presentación de clase frente a grupo y en las evaluaciones docentes eran evidentes y mencionadas. En supervisiones docentes eran notables y al mismo tiempo evidencia de quienes “sí preparaban sus clases”. Aclarando aquí que la atención se enfoca más a la conducción de la clase, incluyendo tiempos de presentación de un tema y momentos en dinámicas de grupos, no de contenidos. Analizando más el “cómo” en lugar del “qué”.

Ahora, yo les pregunto a los compañeros docentes que nos leen actualmente, ¿cuántas horas se necesitan para una clase online? Tomando como base generalizada que el grueso docente no tienen estudios previos en informática, en diseño de páginas web, ni mucho menos en desarrollo de aplicaciones multimedia.

Analicemos el siguiente caso:

Se tiene un programa o plan de materia que no estaba diseñado (ni sigue estando) para clases o para interacciones online, ese compendio sagrado de conocimiento debe ser digitalizado… y ¿Cómo se le debe hacer? (Todo indica que por puro criterio único y personal)

Supongamos que ya son seleccionados los tres o cuatro temas que voy a dar en mi clase online.

Son 3 o 4 conceptos que en un lapso de 90 min. debo exponer ante una clase de cuarto semestre de licenciatura o formación universitaria.

Empezaré con la creación de un video…

Crear un video no es simplemente sostener mi teléfono inteligente y videograbarme. No es cambiarme y ponerme ropa formal de la cintura hacia arriba y aparecer ante el lente de forma impecable.

Crear un video necesita la creación de un guion. Requiere la investigación de fuentes de información que voy a citar con mis alumnos y precisa una lista de páginas web que mis alumnos podrán acudir para recabar información.

Fuera de la estructura del contenido y hablando en mi propia experiencia:

• Situarme en un espacio pulcro bien iluminado dentro de mi hogar.
• Encontrar el horario perfecto donde el ruido externo sea mínimo.
• El repetir y repetir tomas o ensayos previos a comenzar a grabar donde se eliminen muletillas, donde controle mi velocidad al hablar, donde evite regionalismos y cada ensayo se vuelve un filtro antes de crear mi propio contenido.

(En meses pasados, un servidor necesitó casi 3 horas para elaborar un simple video de 10 min. necesarios para la culminación de una formación Online sin contar las horas extra que fueron requeridas para la investigación de lo expuesto.)

Usando mi ejemplo como guía, yo necesito al menos 3 horas para crear el producto. Pero, para la clase universitaria, debemos agregar que el video debe ser de 30 min. porque es la introducción a la materia. Entonces, pensemos, dos horas de investigación previas para seleccionar mi contenido o mis aportes. Los 30 min. que yo debo hablar sin parar porque estoy “exponiendo frente a grupo” y de ahí, el sin fin de ensayos que tendré antes del video final.

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Obteniendo un gran total de “mínimo 5 horas de trabajo” para la creación de un buen video de introducción a la materia donde se hable de los contenidos y la importancia en el Currículo, las actividades y como complementan los objetivos generales y específicos, más los lineamientos de la clase. Aclarando que hay más información y que en 30 min. no se mocionará a detalle, así que la velocidad al hablar será evidente.

Cinco horas de trabajo para un video de 30 min. que al final, honestamente mis alumnos terminarán preguntándome los detalles o terminarán pidiendo que repita lo mismo en clase porque el video, nos guste o no, no será visto.

Haciendo este ejercicio como introducción, en el cual les menciono que únicamente será de 30 min. de información, imaginen el proceso que sería el hacer un video clase-magistral, tutorial o guía de 90 min… y todo ese tiempo, económicamente se verá reflejado en mi tabulador como – una hora frente a grupo – repito, tan sólo una hora laboral frente a grupo.

La raíz de la gran molestia en la educación.

Aquí, en este simplón ejemplo de lo que medianamente lleva la creación de un video escolar (en el cual ya no hablé de edición de video, inversión en luz, en dispositivos como micrófonos o filtros) y lo que el docente recibe como insumo es donde se gesta la molestia uniforme de – es mucho trabajo para una hora de clase – sumando al actor principal en esta nueva formación.

Para colmo y como si no fuera ya una situación complicada, algunas Instituciones Educativas retoman con orgullo (siendo carentes de criterio) nuestro ya analizado slogan de “Apoyo Educativo a los Docentes”. Al brindarles ya los espacios donde ellos ya tienen todos los dispositivos a su alcance y en donde únicamente tienen que poder ser capaces de grabarse todo lo que tengan pensado y sin errores en 40 min. porque hay más docentes que también ocuparán esa sala.

Entonces, el docente debe ir y regresar. Ocupando su tiempo, llegando quizá 30 min antes para poner todo en orden y entonces ocupar al máximo esa hora o hasta dos que le brindarán como apoyo… Volviendo al mismo escenario:

• Dos horas de investigación previa al video.
• Una hora de viaje de ida al set.
• Mas una hora de grabación.
• Y una hora de regreso al hogar.

Una vez más regresamos a las 5 horas de trabajo por… 120 pesos la hora.

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La única pregunta que yo dejo sobre la mesa es:

Los profesores que tienen más de dos materias tendrán que invertir mínimo 10 horas por dos horas clase que al final, en educación privada, esas 10 horas simplemente serán reflejadas en su tabulador como 2 horas frente a grupo.

Y solamente hago mención del trabajo previo que dos sencillas clases requieren y no, del total de horas invertidas para cubrir el semestre para ser acreedores de 120 pesos por hora.

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