NO al pago de cuotas
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Por: Carlos Garber Julián / @Garber_Julian

 

El NO al pago de cuotas y las finanzas escolares siempre han resultado un tema complejo de abordar, supongo que muchos se han preguntado en más de una ocasión ¿De dónde sale el dinero para mantener en funcionamiento una escuela?

 

Probablemente lo primero que llega a nuestra mente sea que, es el propio gobierno quien se encarga de dotar de todos los recursos que son utilizados en una escuela. Si bien no se puede negar la existencia de programas gubernamentales que permitan hacer mejoras en las escuelas, regularmente estas mejoras son cuestiones muy genéricas y si se cuenta con mucha fortuna esta será una única aportación por ciclo escolar.

 

Pero ¿Qué pasa con los gastos corrientes? aquellos que se requiere cubrir como en cualquier hogar, oficina o negocio día a día, aquellos gastos como el pago del agua, energía eléctrica, teléfono, internet (regularmente solo para oficinas), la lista detallada, podría resultar interminable. Gastos que suelen ser cubiertos por las aportaciones de los padres de familia.

 

Aunque el gobierno Federal, Estatal y en muchos casos hasta legisladores y partidos políticos, manifiesten un rotundo NO al pago de cuotas escolares, toman esta frase como bandera para campañas políticas o estandarte para presumir acciones de gobierno en beneficio de sus gobernados. La realidad es que las cuotas escolares, no debieran existir en un estado de derecho simple y sencillamente porque la constitución así lo estipula, pero guste o no, la realidad es otra, éstas resultan necesarias para una escuela y siempre han sido y serán solicitadas.

 

El porqué del NO al pago de cuotas.

 

El problema con las cuotas de padres de familia en escuelas públicas, no debería ser un tema que genere controversia, siempre y cuando el gobierno cumpliera con lo que señala el artículo tercero constitucional, y no me refiero a cumplir con el discurso, sino a cumplir con dotar de todo lo necesario a las escuelas y personal que labora en ellas, si a esta ausencia de responsabilidad por parte del Estado, le añadimos el grave problema del que padece México respecto a corrupción y malos manejos de las finanzas públicas, la combinación de estos factores, resulta suficiente para que se vuelva un tema plagado de controversia.

 

Las escuelas deben entender que este tipo de cuotas, al ser “exigidas” por una institución de educación pública o “aportadas voluntariamente” por los padres de familia de la institución, se convierten en un dinero de “interés público” (al menos para los padres de esa escuela), y por ende, un recurso que debe ser fiscalizable, el uso de este dinero debe ser manejado con la mayor transparencia posible, y de la misma forma establecer mecanismos para sancionar a todo aquel que haga mal uso del mismo (además de los ya establecidos por la ley).

 


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En el escenario que vivimos actualmente en México con motivo de la pandemia provocada por la Covid19, llama la atención que tanto autoridades federales como estatales, hagan declaraciones tan rotundas como el “NO al pago de cuotas escolares por parte de los padres de familia”, cuando por otra parte en los consejos técnicos escolares y por medio funcionarios de los diferentes niveles educativos se pide al docente haga labor de convencimiento (mas no imposición) con los padres de familia, para que estos últimos, voluntariamente realicen aportaciones económicas para abastecer de todo aquello que los gobiernos no han otorgado y nunca otorgarán.

 

Materiales de higiene y de protección para la comunidad escolar, serán ahora más que nunca necesarios en todas las escuelas y en su gran mayoría todos estos materiales resultan ser consumibles,  de los cuales no queda evidencia para la posteridad como lo sería un aula o equipo de cómputo, pero que si generan una erogación que debe ser cubierta por alguien.

 

NO al pago de cuotas y su doble discurso.

 

Este doble discurso del gobierno resulta hasta cierto punto un problema que toca resolver a docentes o directivos de las diferentes instituciones, no sería justo que también el pago de aquellos materiales salga del bolsillo de los maestros, suficiente ha sido que pongan su equipo de cómputo personal, smartphone y servicio de internet al servicio de su patrón y sus alumnos.

 

El docente o directivo al intentar convencer al padre de familia para que aporte una cuota escolar que resulta necesaria para abastecer de lo básico a las escuelas, la primer respuesta suele ser “El gobernador dijo que no al pago de cuotas” o “El presidente dijo que no al pago de cuotas” (sic), lo cual hace aún más difícil el convencimiento para que el padre aporte esa cuota y también ocurre, que el padre desde el momento de aportar esa cuota “voluntaria” quede inconforme con la escuela.

 

Otra de las opciones que propone el gobierno a quienes conducen las escuelas, es el realizar gestión con las autoridades locales, es decir, presidentes municipales y hasta presidentes de juntas auxiliares, labor que resulta complicada por si sola,  ahora con mucha más razón si tomamos en cuenta el recorte al presupuesto que se realizó a los municipios por parte de la federación, motivo suficiente para que adelantemos la respuesta a la gestión realizada por parte de directivos o docentes, la cual muy seguramente será un rotundo “NO tenemos”.

 

La realidad de las escuelas públicas.

 

Este resulta ser el escenario real de las escuelas públicas, no solo en esta época de pandemia, sino la realidad en cada ciclo escolar, por un lado, los políticos diciendo NO al pago de cuotas en las escuelas, por otro lado, las autoridades de los diferentes niveles educativos, exigiendo a directivos o docentes, realizar gestión con autoridades de municipios o comunidades, con empresarios, con asociaciones civiles y ¿por qué no? con los padres de familia, al fin y al cabo estos últimos son los que realmente terminan aportando por el bien de sus hijos.

 

Invito a usted amable lector a realizar una valoración real sobre este tema, seguro estoy que habrá quienes estén a favor o en contra de aquella frase que dice “NO al pago de cuotas en las escuelas”, sin embargo, también me queda claro que en la gran mayoría de los casos, aquellos que al final aportan su cuota “voluntaria” a las escuelas, lo hacen motivados por aquellas personas tan importantes para ellos, sus hijos, lo cual no debe eximir a las autoridades educativas de establecer programas reales de auto-financiamiento en las escuelas, programas con los que se permita mantener un flujo revolvente de recursos con los que se permita cubrir el gasto corriente, esto último en lo que se organiza el gobierno, para cumplir con lo que pareciera ser su responsabilidad.

 

 


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