La educación física resulta un instrumento pedagógico importante, pues ayuda a desarrollar al sujeto como una unidad sistemática biopsicosocial. Retomando la pregunta del título; La Educación Física ¿Es solo sudar?
Por: Alejandro Saucedo Hernández | @AlexSaucedo
En días pasados, asistí a un evento en el que una gran amiga presentaría su examen para ascender de grado en una de las disciplinas deportivas más completas que integra cuerpo, mente y espíritu: el Karate Do.
Obtener un segundo Dan en el arte marcial más practicado en el mundo, que originalmente no se desarrolla como un deporte, sino como una forma de combate, el cual en su desarrollo debió de organizarse a través de una metodología, en el que, en la actualidad, no solo se practica por defensa personal sino por el desarrollo de habilidades motrices y por si fuera poco para mejorar sus valores sociales.
La invitación a presenciar el evento en el que se demostraba las habilidades en su fase técnica, el conocimiento del estilo a profundidad, el rendimiento físico, la concentración en cada una de las Katas, la memoria muscular que se debe tener para recordar cada movimiento como si fuese parte de sus extremidades; el dominio de la mente a través de la concentración entre defensa, ataque y contraataque; ya sea de puño, mano, codo o pierna para el desarrollo del carácter, nobleza y sobre todo, el trabajo desde la óptica pedagógica de ir construyendo su conocimiento sobre las bases del anterior, con la finalidad de formar al individuo en un entorno social.
En el anterior artículo he hablado de la importancia de la educación artística para conectar y expresar el ser de cada individuo; en esta ocasión y a partir de la grata experiencia deportiva a la que fui invitado, abordaré de forma muy simple, la relación entre la practica del ejercicio físico y no solo el rendimiento escolar, sino de aquellos procesos cognitivos a lo largo de la vida sobre la memoria, el tiempo de reacción, la agilidad, la fuerza y la flexibilidad.
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De hecho, resulta interesante la gran cantidad de estudios en los que se centran en la investigación del vinculo entre la actividad física y las funciones cognitivas que construyen el aprendizaje expresado en rendimiento escolar, en las que se relaciona la capacidad cardiorrespiratoria en los resultados positivos en pruebas de lenguaje y las matemáticas.
Pero antes de ir más allá, es necesario establecer algunos términos que se otorgan a una actividad física, como el “ejercicio físico”, el cual resulta recreativo, como una alternativa a los momentos de ocio o de tiempo libre, fuera del trabajo o de la actividad laboral en la cual se puede encontrar una vivencia placentera, comunicativa, creativa y social desde el enfoque de la práctica corporal.
Por otro lado, se encuentra el termino “deporte” el cual se sujeta a marcos normativos, metodologías y reglamentos; por lo general tienen una doble variante, por un lado, el ejercicio y por el otro la competición.
Finalmente, nos encontramos con el término de educación física; el cual resulta un instrumento pedagógico importante, pues ayuda a desarrollar al sujeto como una unidad sistemática biopsicosocial, en la que se crean aparte de vínculos científicos, también se enlazan aspectos biológicos, psicológicos, filosóficos, entre otros, que fortalecen la calidad de vida del individuo.
La tan trillada frase: “mente sana en cuerpo sano” ha sido una máxima para todo aquel que es participe de la educación física desde el enfoque holista y ha establecido al cerebro como un puente entre el cuerpo y la mente, por ejemplo, tenemos a Piaget en su relación del desarrollo intelectual con el desarrollo motor; o autores como Kephart que afirma que un individuo con problemas de aprendizaje puede estar sufriendo problemas perceptibles y motrices.
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Considero que ha quedado establecido el vínculo del rendimiento escolar de aquella comunidad estudiantil que practica regularmente alguna actividad física y el desarrollo del sistema cognoscitivo, lo que le permite una mayor capacidad de memoria y retención de la información acercada.
Pero ¿tendrá el mismo efecto en adultos?, la respuesta es afirmativa y esta basada en diversos estudios que consideran que ejercitarse distrae o aleja al individuo de la ansiedad, reduce el estrés, se tiene una mayor sensación de bienestar corporal a la vez que permite tener una mejor autoestima y por tanto una mayor cohesión social además de un mayor enfoque en el logro de metas, demuestra respeto mutuo, honradez y sentido de responsabilidad, características deseables en el ámbito laboral.
Para ir cerrando esta pequeña reflexión, en la tercera edad existen una limitada funcionalidad que resultan en un indicador de riesgo para la salud del individuo afectando su calidad de vida, pues se reduce a actividades físicas básicas cotidianas como el vestirse, bañarse, alimentarse, control de esfínteres e incluso el propio arreglo personal.
En este mismo sentido, de acuerdo con Timiras (1997) con el envejecimiento se producen modificaciones en la plasticidad neural que alteran la capacidad para recordar y con ello varían las funciones cognitivas normales y la independencia de los individuos; sin embargo, con la actividad física constante en la que cada acción requiere de una atención determinada, así como un proceso de adquisición de información, memoria muscular y ejecución, proceso importante para la comprensión, la capacidad de aprendizaje y la toma de decisiones.
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Sin lugar a dudas, la formación de los estudiantes, así como de un aprendizaje a lo largo de la vida desde un enfoque de actividades físicas que permite a los sujetos el desarrollar destrezas motoras, cognitivas y afectivas; esenciales, no solo para la vida escolar, sino para la vida familiar y social es una asignatura que no solo se enfoque en que los estudiantes se avienten la “cascarita” sino que tengan una cátedra de que todo lo que se aprendió en el aula, ahora se podrá aplicar en el patio de juegos, en la cancha, en la familia, en el trabajo y en la vida cotidiana individual o de forma social.
Hasta la próxima.
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