Conversando de Política. 🔥

Por: C.P. América Rojas Cruz | @AméricaRojas

Es  común escuchar los comentarios de los que se reúnen entorno a la trasmisión de un partido de futbol, gran parte de ellos se expresan con una aparente dosis de conocimiento y experiencia respecto a este deporte, cualquiera diría que son expertos en ello; al hablar de POLÍTICA la tendencia no es diferente, se emiten opiniones que en su mayoría son repeticiones de lo que se ha escuchado, se emiten críticas y posicionamientos que aparentan un gran conocimiento, se realizan análisis y conclusiones o propuestas que suponen la experiencia de haber pisado la cancha y jugado los 90 minutos del partido.

Me parece un poco difícil encontrar quien diga “yo de eso no sé” (de futbol, de pintura, de alpinismo, de política, etc.), es un tema cultural de nuestra sociedad mexicana y de otras, el trasmitir y retrasmitir un mensaje o una información que no nos consta, es común entonces escuchar la frase que induce a la supuesta verdad… “dicen que…” y a partir de ahí fundamentar una aseveración.

Dicen que las buenas costumbres no permiten en la mesa hablar de religión y de política, porque es algo que genera controversia y finalmente algún disgusto, aunque todos hablan de ello y defienden una posición, pero ¿qué tan ilustrada es nuestra posición?  Es lamentable que la percepción social entorno a la política este plagado de calificativos que denotan esta actividad pública humana y a quienes la practican.

Cotidianamente se utilizan conceptos como sinónimos de la política; corrupción, abuso de poder, demagogia, mentira, sucia, amiguismo, ilícitos, etc. Se ha dejado de creer en la política, vista ésta desde un enfoque equivocado.

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Estos conceptos se han incrustado en la cultura nacional y dan un significado que influye de manera negativa en las decisiones de las personas para participar, aportar, votar, apoyar, se ha dejado de creer en la política.

Son calificativos que se han asociado a la política y que se ven como algo externo y ajeno a nosotros mismos, y somos implacables jueces  para aquellos que practican la política y más aún para quienes cometen un ilícito en su actividad pública, pero, ¿Qué pudiéramos decir cuando como sociedad o como ciudadanos realizamos actos en nuestra vida privada en este mismo sentido?, como por ejemplo cuando tratamos de evitar una multa de tránsito o pasar clandestinamente la verificación de nuestro automóvil, o intentamos no pagar un servicio o un recargo en la luz, gas, cable, se nos absuelva de una responsabilidad en un juzgado o ministerio público, etc. ¿Qué diferencia existe en el actuar público y el privado?

Vemos como un concepto y una práctica errónea de la política afecta de manera sustancial el quehacer político de nuestro país, entonces la pregunta obligada es ¿Qué si es la política?

Algunos apuntes teóricos que pudieran darnos centro sobre el concepto:

En la antigüedad los Romanos y Griegos coinciden en señalar que la política hace referencia a los asuntos públicos, es decir en lo que incide y es de interés de toda la comunidad, con excepción de los esclavos. Pero específicamente para los griegos la política es un espacio de interacción y la libertad.

Platón y Aristóteles se centran en observar a la política desde el punto de vista de la justicia y del bien como una virtud para la buena vida, la sabiduría y la armonía.

Nicolás Maquiavelo partiendo de la concepción de la Republica, establece que existen dos espíritus contrapuestos, los del pueblo y los de los que quieren gobernar al pueblo, y por tanto están en conflicto constante.

Max Weber entiende la política como la dirección o la influencia entre los entes o actores políticos para dirigir al estado, es decir para acceder al poder para la consecución de sus fines (planes y proyectos) o para el logro del prestigio que el poder le otorga. Incorpora el concepto de la ética política, distinguiendo que existe quien vive para la política con vocación de servicio hacia un proyecto que da sentido a su vida y quien vive de la política, haciéndola su forma de vida y de obtención de sus ingresos.

Es lógico que la negligente actuación de algunos políticos en todas partes del mundo ha devaluado la actividad política, generando falta de credibilidad en la política, los partidos políticos, las elecciones, las políticas públicas, y más aún cuando se resaltan los índices de inseguridad, de desempleo, de corrupción, de violencia y de conflicto.

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En este sentido es muy interesante el apunte que hace Carlos Javier González Serrano en su publicación en “El Vuelo de la Lechuza” (17 de febrero de 2017) “La política se ha devaluado hasta el punto de que la hemos convertido en un mero oficio en el que la mentira, la falsificación o la demagogia se justifican para alcanzar el poder. Un poder que ya no es político, es decir, humano, sino más bien económico y degradante. Acción y discurso se han separado de forma amenazadora, obviando con demasiada facilidad que la libertad política precisa del acontecer de los demás, de la aparición de los otros, esto es, que exige y demanda la pluralidad, un espacio que se da con y entre los seres humanos.”.

Un caso muy especial se da con la participación de las mujeres en política, con la reciente entrada en vigor de la reforma a 10 artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el pasado 6 de junio de 2019, la cual marca un momento histórico y un logro sin precedentes para garantizar los derechos políticos de las mujeres, porque se asegura que la mitad de los cargos de decisión sean para las mujeres en los tres poderes del Estado, en los tres órdenes de gobierno, en los organismos autónomos, en las candidaturas de los partidos políticos a cargos de elección popular, así como en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena.

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Aún con esta base legal, existe actualmente poca participación de las mujeres, el peso y los prejuicios sociales siguen dominando las decisiones en ellas, el machismo que se vive diariamente, la discriminación y la violencia política que se observa, así como la resistencia de los dirigentes de los partidos políticos para aceptar la paridad política de genero sigue siendo más fuertes que la voluntad y convicción propia.

En una sociedad donde más del cincuenta por ciento de la población son mujeres, la participación política femenina es un factor de equilibrio y de aporte entre la convicción y la responsabilidad.

Pero la política no es un chispazo de genialidad que resuelva todo, se requiere que quien quiere servir en ella se mantenga en el esfuerzo con un ideal, con pasión y mesura, buscando la construcción sostenida de acuerdos, aun cuando existan un sinnúmero de obstáculos que pudieran impedir la obtención de un fin superior en beneficio de la colectividad.

En si la política es la dignificación de las relaciones entre los seres humanos para la definición de sus destinos y la toma de decisiones en comunidad hacia el bien común.

Por lo tanto la política no es exclusiva de los políticos y los entes políticos, no es ajena al ciudadano o a la sociedad, por el contrario es inclusiva, es inminentemente una actividad de naturaleza humana donde participan todos los sectores y actores públicos y privados, es por ello que la  reconstrucción y dignificación de la política es tarea de todos, por eso es imprescindible conocer y conversar de política.

Sobre el autor.

América Rojas Cruz ha colaborado con grupos de autoayuda para la atención de las adicciones y erradicación de la violencia infantil y de género; ha colaborado con Organizaciones pro defensa de los derechos de la mujer y los niños; es Coordinadora de AyudarTe, dedicada a la gestión de ayuda en favor de grupos vulnerables; es una convencida de que solo tenemos una oportunidad para hacer un mundo mejor para todos y esa es Hoy.

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