“Lo que podría tomarse por un genio precoz, es el genio de la infancia. Cuando el niño crece, desaparece sin dejar rastro. Quizás suceda que ese niño se convierta en un verdadero pintor algún día, o incluso un gran pintor. Pero luego tendrá que comenzar todo de nuevo, desde cero”.
Pablo Picasso.
Por: Alejandro Teutlí.
Desde que la humanidad alcanzó el grado de civilización, el arte también evolucionó de modos parecidos en distintas culturas. Desde los sumerios, pasando por los egipcios y los griegos, hasta las culturas precolombinas, el arte tuvo periodos de esplendor.
Y aunque el arte estaba a al servicio de poder político y religioso, y supeditado a la arquitectura, siempre han destacado personajes en el desarrollo de obras que sobrepasan al promedio. Muchos de los nombres de esos autores se han perdido en el abismo del tiempo, sin embargo, algunos han pasado a la posteridad para quedar como referentes indisolubles.
Uno de los artistas que han pasado a formar parte del almanaque de la inmortalidad es Fidias, considerado en la antigua Grecia como el más grande escultor de su tiempo; famoso por haber hecho, entre otras muchas obras, la estatua de Zeus en Olimpia, la cual mediría cerca de doce metros y habría estado constituida por mármol y oro.
Arte en El Renacimiento.
Dando un salto de dos milenios, nos encontramos delante de un período crucial para la civilización occidental, que está directamente relacionado con los griegos: El Renacimiento.
El Renacimiento es un periodo de la humanidad en donde convergen varios artistas que entrarían en el arquetipo de lo que conocemos como genio. Nombres saltan al papel de inmediato: Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, entro muchos más. Miguel Ángel, escultor como Fidias, es considerado como una de las sensibilidades artísticas más prominentes de todos los tiempos; es, posiblemente el más grande artista de su tiempo.
Genios.
Pero, si de genios se trata, es Leonardo el que se roba la escena. Inventor, filósofo, botánico, anatomista, pintor, vamos, hasta se conoce un recetario de cocina creado por él. Con Leonardo, la figura del genio adquiere dimensiones estratosféricas que hacen palidecer los logros posteriores de casi cualquier ser humano a tal grado que, si el italiano no hubiese realizado un solo cuadro en su vida (pensemos el La Gioconda, La última cena o su prodigiosa Virgen de las rocas), prácticamente seguiría teniendo la misma relevancia para la humanidad.
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Otros grandes artistas han merecido ser considerados como genios a lo largo del transcurrir de las diferentes épocas del desarrollo de la humanidad. Pensemos en el período barroco y sus poderosos pintores como Caravaggio, Velázquez o Rembrandt, o bien, los grandes maestros académicos, entre los que contamos a Luis David, Ingres o Delacoix. De ahí, innumerables personajes pueblan el imaginario colectivo: Goya, Manet, Monet, Lautrec, Van Gogh, Picasso, Dalí, Orozco, Siqueiros, en fin, la lista es enorme.
Pero, ¿qué tienen de especiales cada uno de los artistas que hasta aquí hemos podido nombrar? Algunos dirían que un talento sobrehumano, haber nacido con dones especiales, una inspiración desbordada, o bien, ser grandes visionarios que encontraron caminos que sus contemporáneos ni si quiera podían imaginar.
Posiblemente alguna de estas causas, o todas, son parte de la personalidad del genio; aunque me inclino a pensar que, por encima de todas ellas, se encuentra la gran voluntad de trabajo y disciplina, junto con una ambición que no puede conformarse con lo que satisfaría al promedio.
En otras palabras, los genios tienen una gran necesidad de escapar del confort de la mediocridad. A diferencia de lo que se podría creer, el genio no es autocomplaciente, regularmente no cede ante la adulación del resto (aunque en algunos casos pudiera darnos esa impresión), sino por el contrario, busca traspasar sus propias limitantes, siempre en una búsqueda que no tiene como objetivo poner un punto final.
De esto, podríamos afirmar que el genio, dentro del campo del arte, si tuviese la oportunidad de vivir indefinidamente, estaría sumergido en su búsqueda de la misma forma.
Genio en la actualidad.
Hoy día, los genios siguen apareciendo en el panorama artístico y, al parecer, sin que podamos afirmar, bajo ninguna circunstancia, que haya una receta mágica a seguir. Está demás mencionar que siempre nos topamos con algunas de las características mencionadas arriba.
Sin más, emprender una búsqueda con pasión y arrojo, aprender constantemente, tener curiosidad, desarrollar la capacidad de asombro, en pocas palabras, el trabajo constante con una intención de reflejar lo más profundo de la condición humana, seguirán siendo cualidades que encontraremos, en mayor o menor medida, en esas personas que encarnan la figura del genio en el quehacer artístico, que hoy por hoy, nos seduce, nos inspira y, ¿por qué no? , nos hace seguir teniendo fe en la humanidad y sus posibilidades en un futuro que, por lo demás, nos ha alcanzado.
[…] Arte y genialidad. […]