Fracis Bacon en su estudio
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Por: Alejandro Teutli

 

“El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad.”

Pablo Picasso

 

“Creo que el arte es una obsesión con la vida y, después de todo, como los seres humanos que somos, nuestra mayor obsesión somos nosotros mismos”.

Francis Bacon

 

Entre los muchos propósitos del arte, se encuentra el de abordar los aspectos posibles de la condición humana. Un dibujo, una pintura, una fotografía, hablando de lo bidimensional, hasta llegar a la escultura, un ready made* o una instalación, para situarnos en la tridimensión, tienen la función de fungir como un espejo que reflecta lo humano. Y qué es el arte sino un desdoblamiento de la condición humana, inherente y en un continuo flujo que, como un líquido, es capaz de adoptar cualquier forma imaginable.

 

Fracis Bacon en su estudio

 

Así, el artista se sumerge en el laberinto de lo humano, que a diferencia del laberinto del Rey Minos, no tiene encomienda específica como la del héroe griego Teseo: matar al Minotauro. El artista, entonces, se encuentra en una especie de paraíso desprovisto de Dios, pero, al mismo tiempo, sin árbol del fruto prohibido. No tiene el propósito de encontrar, pues, respuestas específicas, más bien, intenta formular las preguntas que crea pertinentes para entablar una relación dialéctica con aquellos que están frente al resultado de su proceso de trabajo: la obra de arte.

Y la obra de arte, ya independiente de su hacedor, puede estar dotada o no, de la capacidad de conmover a su veedor. Y cuando lo está, su fulgurante brillo alumbra no solo la retina espectante, sino a la mente ávida de diálogo. En otras palabras, cómo de tajo, abre al sujeto a nuevas formas dentro de lo sensible. Sin más, lo provoca.

Una vez que el arte trastoca a alguien, ya no hay retorno; simplemente se pierde la inocencia ante lo cotidiano y no se vuelve a ver jamás de la misma forma. El arte no sólo nos genera nuevas formas de mirar al mundo y a los otros, sino de mirarnos a nosotros mismos, gústenos o no lo que vemos. En definitiva, el arte está ahí para el que quiera atravesar la mirada de otros ojos y reflejarse en espejos nuevos, buscar distintas formas de entender la realidad y diferentes maneras de concretar lo posible y, desde luego, imaginar lo imposible.

 

 

 

 

 

 

 

 

*El término arte encontrado –más comúnmente objeto encontrado (en francés objet trouvé; en inglés, found art o ready-made) o confeccionado– describe el arte realizado mediante el uso de objetos que normalmente no se consideran artísticos, a menudo porque no cumplen una función artística en lo cotidiano, sin ocultar su origen, pero a menudo modificados. Marcel Duchamp fue uno de los pioneros de su establecimiento a inicios del siglo XX.

4 comentarios en «¿Arte?, pero, ¿para qué?»

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