Por: M i s h e l l e G a r b e r / Lic. en Relaciones Internacionales / @PayMundial
Este miércoles, 8 de julio, el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador se reunió con su homólogo Donald Trump en la Casa Blanca para discutir diversos temas y redefinir la nueva agenda regional junto con el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, quién rechazó la reunión presencial con los mandatarios y se limitó a conversaciones telefónicas.
El teatro político.
En vísperas de elecciones presidenciales en los Estados Unidos, no podía faltar la polarización de las sociedades de ambos países puesto que, en aras de una esperanza para todos, se presentaron afortunados y desafortunados sucesos externos a la reunión y a la firma del acuerdo regional, sin embargo el recibimiento, reunión y cena de Estado fueron protocolariamente impecables.
No obstante, AMLO a su llegada fue recibido con brazos abiertos por los mexicanos residentes con pancartas y mensajes de apoyo; mientras que en la visita a la estatua de Benito Juárez fue abucheado y repudiado con frases como “corrupto”, “inepto”, “no te queremos, vete”, “fuera AMLO”, “we don´t want comunism”, entre otras.
Por su parte, tras las elogiadas participaciones de ambos presidentes en los jardines de la Casa Blanca, donde Trump reconoció a AMLO como “gran persona”, señalando que era un honor tenerlo ahí y declarándose como amigos, aliados y socios, dónde López hizo lo propio agradeciendo a Trump por tratar a México como nación libre.
Por otro lado, Joe Biden sentenciaba que Trump había llamado “violadores” a los inmigrantes mexicanos y el Partido Demócrata recordaba que al inicio de su campaña tanto electoral como en los primeros días de su mandato, se pronunció en contra de los migrantes, atacándoles, deportándoles, arrestándoles e inclusive inició la problemática estrategia de privar de libertades y derechos a menores de edad de sangre latina.
Lo bueno y lo malo del T-MEC (USMCA).
En México ya han comenzado algunas implementaciones y reformas de leyes para estabilizar las condiciones internas con las de los otros Estados y poder desarrollarse “parejo” dentro de lo que cabe o se puede decir.
Incluso antes de la entrada en vigor del acuerdo comercial regional, se habían instaurado elementos que permitieran el correcto funcionamiento del programa y ejemplo de esto fue el aumento salarial.
Sin embargo, con todas las condiciones, obligaciones y requisitos que impone el nuevo USMCA, se reflejarán resultados tanto positivos como negativos para la nación. Sin mencionar que toda la ciudadanía mexicana espera que sean más benéficos que perjudiciales.
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Dentro de lo bueno que causará el T-MEC se encuentran los beneficios para los trabajadores formales pues se augura un aumento de salario al menos en lo que respecta a lo industrial y en específico a la industria automotriz, el combate al tráfico de personas, armas y drogas, creación de empleos y la disminución de migración ilegal, así como la protección de la propiedad industrial, intelectual y los derechos de autor.
En cuanto a lo malo, es precisamente dicha protección de autorías la que genera tanta polémica entre los mexicanos pues todo aquel que comercie con marcas no registradas, copias, falsificaciones (fayuca) o artículos clonados será merecedor de cárcel o sanciones pecuniarias que ascienden hasta los 1.5mdp.
Esta situación es negativa debido a que, al menos el 33% de la población mexicana es vulnerable pues comercia o tiene relación directa con productos de esta naturaleza por lo que podrían quedar en situación de calle al dejar su ‘negocio’.
Una situación negativa, producto de la apresurada intensión de reforma es la posible nula eficacia de las leyes, debido a los huecos legales que estas pudieran tener, lo que generaría mayor confusión o inclusive problemas de abuso de autoridad o violaciones de derechos como la de la libertad de expresión.
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