Por: Carlos Garber Julián | @Garber_Julian
Las desafortunadas declaraciones que hizo la secretaria de educación pública Delfina Gómez en su video con motivo del pasado consejo técnico escolar que tanto indignó a una gran parte del magisterio, deja ver la falta de empatía y de sentido humanista que se está teniendo en el sector educativo y que el rumbo de la nueva escuela mexicana parece incierto.
Desafortunadas resultaron las palabras de quién tiene bajo su directriz la educación pública en México, después de la fuerte envestida que sufrió el magisterio a lo largo del sexenio de Enrique Peña Nieto, se pensaba que, con este cambio de gobierno las cosas podrían ir mejor para los profesionales de la educación, sin embargo, por mas que se hable de un gobierno humanista y empático, algunas acciones de los funcionarios dejan ver que poco ha cambiado en este tema.
En muchas ocasiones abordé el tema de Esteban Moctezuma como un secretario de educación fallido, que desde mi punto de vista le había quedado grande el puesto y que solamente obedecía a los intereses de su anterior jefe, hasta cierto punto algunas cosas se fueron confirmando, tal como se demostró con la gran inversión hecha para que la televisión fuera el transmisor de “Aprende en Casa” un programa que solo el tiempo demostrará que fracasó, hasta cierto punto se entendía la falta de empatía de este secretario con el magisterio, pero nadie pensaba que una maestra que había llegado a la máxima posición educativa, fuera igual o menos empática que su antecesor.
La realidad es que pocas acciones diferentes se han visto desde el arribo de Delfina Gómez a la secretaría de educación pública, si bien su principal encomienda fue orquestar el regreso escalonado a las aulas, la realidad es que ni eso ha temado un rumbo correcto.
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Me parece que la actual secretaria si es que quiere destacar como una secretaria de educación pública diferente a todos los que han pasado por esa oficina, debe comenzar por dar el valor que tiene a sus compañeros del magisterio, hacer ver al presidente y a la opinión pública la realidad que es conocida por todos, pero que nadie se atreve a mencionar y reconocer públicamente, me refiero a que tanto maestros como padres de familia fueron los que lograron mantener a flote el tema de la educación en el país, con errores y aciertos, con sus propios medios y quizá muchas carencias, pero al fin y al cabo, son los que han logrado que esto siga avanzando.
Por ello es que la postura que tomó al decir que por instrucciones del presidente de la república se mantuvo el pago a todo el magisterio, fue tanto como decir que se les pagó sin laborar, lo cual es en la gran mayoría de los casos una verdadera mentira, ya que son conocidos muchos casos de maestras y maestros que implementaron todo tipo de acciones a su alcance para continuar brindando apoyo a cada uno de sus alumnos.
Si bien los números reales deberían exhibir el gran nivel de deserción escolar que se dio a causa de la pandemia, también es cierto que esto va mucho más allá de cualquier acción u omisión de los maestros, ya que las propias condiciones y contexto de los alumnos provocó que muchos de ellos se vieran en la necesidad de trabajar en lugar de continuar con sus estudios, y otro gran número se debe a todos aquellos que ni antes, ni ahora podrían tener una educación autodidacta o con la guía de un docente a distancia.
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La secretaria de educación pública debería poner manos para que la nueva escuela mexicana sea lo que se pretende que sea y no solamente un cambio de nombre a lo mismo que se ha venido haciendo durante décadas, por más que los gobiernos, le llamen como les llamen a sus directrices educativas, la realidad es que en poco varían unas con otras y se tiene la percepción que la ruta de la nueva escuela mexicana es la misma que pretendía tener la educación con el anterior gobierno.
La nueva escuela mexicana no es solo cambio de nombres a los libros que ya existían o impartir nuevas asignaturas sin que existan planes de estudio de las mismas, no solo se trata de renombrar lo ya existente, se trata de tener una verdadera nueva escuela mexicana, aquella que permita tener una sociedad más crítica y preparada, que conozca su realidad, su pasado y las posibilidades que tenemos como pueblo en un futuro, que busque preparar para la vida actual y no preparar a la sociedad que se tenía hace 15 años, la educación debe actualizarse, adaptarse a la nueva era.
El tiempo nos dará o no la razón, por lo pronto deseo a todo el magisterio un regreso seguro a sus aulas y si es que este regreso se logra en todo el país, sea como siempre de lo mas provechoso para los alumnos, que al final de cuentas es para quienes se trabaja en el magisterio, pero no se debe de olvidar que estos alumnos son parte de una sociedad, y que en algún momento serán ellos los que determinen el rumbo que ésta seguirá.
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