trastorno de oposición desafiante
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La conducta de los niños y adolescentes en cuestión de crianza es un tema principal para los padres. Las etapas desafiantes y de mala conducta son habituales en niños y jóvenes que van desarrollando sus propias alternativas y herramientas emocionales para poder lidiar con la intolerancia y la frustración. Pero qué pasa cuando la mala conducta presentada en el niño sobrepasa los límites normales, causando problemas en nivel relacional con los demás y principalmente con las figuras de autoridad.

 

Por: Miriam de la Fuente Sánchez | @Miri

 

El trastorno de oposición desafiante (TOD) se define como un patrón de mala conducta recurrente, desobediencia y oposición hacia figuras de autoridad, conducta que se puede presentar desde la primera infancia y que va incrementando la hostilidad incluso hasta llegar a la adolescencia.

 

Las principales manifestaciones de este trastorno son:

  • Episodios de enfado frecuentes, es decir durante el día puede el niño presentar diversos episodios de rabietas, ya que su tolerancia a la frustración es muy baja lo que desencadena la hostilidad y el mal humor.
  • Cuestionan y desafían las reglas y normas impuestas por los adultos, adoptando una actitud de rebeldía para no cumplirlas
  • Niños con problemas constantes con otros porque buscan intencionalmente molestar a los demás, que pueden ser sus hermanos, sus padres o sus compañeros de clase.
  • Suelen tener problemas académicos asociados con su conducta, ya que el conflicto radica con las figuras de autoridad, viendo al docente como una de ellas.

 

Un aspecto importante para destacar es que cualquier niño o adolescente puede pasar etapas complejas en su crecimiento en las cuales puede que se modifique su conducta y tener episodios de rebeldía o mala conducta, sin embargo, hay que recordar que el crecimiento y fortalecimiento de la personalidad atraviesa múltiples etapas. Lo cual no significa que si mi hijo (a) cambio su humor y su conducta abruptamente este relacionada con este trastorno.

 

Los niños que presentan trastorno de oposición desafiante sus características son sumamente recurrentes, es decir que no es propio de la edad que están cursando o de algún evento que cause inestabilidad emocional y sea pasajero.

 

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¿Qué causa el Trastorno oposicionista desafiante? Aunque aun no hay una causa clara, las investigaciones señalan que una de las situaciones que lo puede generar son los estilos de crianza, donde los niños no tengan presente a la figura de autoridad, por una deficiente organización familiar. O falta de control parental, donde los tutores no marcaron adecuadamente reglas y normas y atendieron a las exigencias que el niño demandaba. Por otra parte también se menciona de una causa genética, donde el temperamento juega un papel importante en las acciones y la conducta.

 

Las complicaciones del trastorno de oposición desafiante se derivan en problemas severos en los contextos donde se desenvuelve el niño o adolescente, afectando principalmente las relaciones personales. Ya que su mal comportamiento genera que pueda sufrir discriminación, a partir de las etiquetas colocadas por su conducta. También puede tener problemas en el área académica, generalmente son niños que los cambian constantemente de escuela, o que por su posición desafiante no cumple con las tareas escolares asignadas, trayendo consigo problemas académicos. Otra complicación está en relación con los vínculos con los padres, esta se puede ver severamente fracturada por los problemas asociados con el comportamiento. Ya que en muchas ocasiones los padres optarán por el castigo para remediarlo, el niño se quedará con el resentimiento y los lazos afectivos entre padre e hijo no terminarán de solidificarse en un ambiente tan inestable.

 

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¿Cómo prevenirlo?, si bien aún las causas no son especificas, recordemos que la calidad  de las herramientas emocionales que tenga el niño para su autorregulación dependen del adulto.

  • El niño debe distinguir las figuras de autoridad, las cuales deberán ser los tutores, para no caer en contradicciones con otros miembros de la familia.
  • Enseñar asertivamente la tolerancia a la frustración, en la cual el niño comprenda que no pasa nada si no obtiene lo que desea, que basta con colocar más empeño para lograr lo que se proponga.
  • Mostrarle formas correctas de descargar la energía de las emociones, donde aprenda a reconocer sus emociones y aquellas que le generan inestabilidad, explorando como canalizarlas de manera que no se lastime él mismo y a los demás.
  • Acudir con especialistas en el área de la psicología para dar atención a los niños y a las familiar

 

Los nuevos trastornos en la infancia están derivados del déficit en los sistemas familiares. Se requiere volver a mirar el núcleo familiar, los contextos que estamos ofreciendo a los niños, en qué condiciones se están desarrollando y creciendo, y volver al compromiso de que los adultos debemos generar las condiciones idóneas para que nuestros niños puedan desarrollar armoniacamente su equilibrio emocional, siendo consientes de lo que le proyectamos al niño.

 

 


 

 

 

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