Misiones culturales
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Por: Alejandro Saucedo Hernández | @AlexSaucedo
(Tercer y última entrega)

 

Amable lector, en las entregas anteriores hemos ya establecido lo que fueron las Misiones Culturales en el país, y una brevísima parte de cómo se instalaron en el Estado de Tlaxcala, pues para reconocer toda su historia, haría falta una obra literaria aparte, tan solo para explicar la intervención en el plan Cuauhtotoatla. Sin embargo, de esta forma, hemos transitado por casi ocho décadas de grandes eventos y transformaciones.

 

En esta tercer y última parte, iniciaré centrándome en la composición orgánica de este subsistema educativo, para posteriormente hacer un análisis y dar a conocer las perspectivas en cuanto a las trasformaciones actuales de las que ha sido objeto este nivel educativo, y finalmente, una breve conclusión.

 

En Tlaxcala, existen ocho Misiones Culturales que fomentan el desarrollo comunitario, seis de ellas creadas conforme a la nomenclatura Nacional; siendo éstas, las Misiones Culturales con números: 07, 13, 44, 49, 106 y 214; así como dos de reciente creación a partir de la descentralización de la S.E.P., siendo estas la Misión Cultural 2X y la Misión Cultural 1Y. Por otra parte, estas ocho misiones culturales se dividen en dos zonas administrativas operativas; la Zona 01 que abarca el centro sur del Estado de Tlaxcala y la Zona 02 que abarca el centro norte del mismo.

 

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La plantilla básica con la que cuenta el programa de Misiones Culturales está orientada a mejorar la calidad de vida, no solo de los alumnos, sino de sus familias y de la población en general. A pesar, de que sus servicios educativos están orientados a personas de 15 años en adelante, se ha generado un impacto social colectivo, con el compromiso de acompañar a los grupos vulnerables, pero nunca por encima del bien común. De esta forma, el objetivo de cada especialidad educativa es múltiple e interdisciplinario, a la vez que sus funciones, tratan en la medida de lo posible, ser integrales, atendiendo rubros como el rezago educativo, salud, bienestar en el hogar, seguridad alimentaria, capacitación para el trabajo, y fortalecimiento físico, emocional e intelectual del individuo.

 

Una Misión Cultural, presumiblemente se caracteriza por ser una unidad estratégica, migratoria cada cierto periodo entre dos y tres ciclos escolares (por norma), interdisciplinaria, promotora de la alfabetización, facilitadora de saberes, involucrándose desde la propia investigación etnográfica y la acción participativa, con la finalidad de coadyuvar con autoridades estatales y municipales mediante Comités en pro del Desarrollo Comunitario, proponiendo soluciones a problemas comunes, buscando crear sociedades sostenibles, cohesionadas e inclusivas; regidas por principios de equidad, igualdad y justicia desde el plano educativo; a través de la transferencia de información, experiencias y prácticas que contribuyen a la formación integral de la población y de forma totalmente gratuita.

 

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En otras palabras, una institución educativa que trae consigo casi 98 años de historia y de servicio, cuyo objetivo se centra en constituir comunidades más fuertes y resistentes ante los embates de la vida cotidiana, a pesar de haber transitado ya casi un siglo, la esencia es la misma, pues la estructura propia de una Misión Cultural no ha cambiado; solo lo han hecho algunas reglas de operación y los administradores de dicho servicio, más o menos preparados, apáticos, apasionados, conformistas, atrevidos, indiferentes, entusiastas, ignorantes, perspicaces, autoritarios, democráticos, sirva el adjetivo que a usted más convenga querido lector, sí es que usted es especialista de Misiones Culturales, pues estoy convencido que la base trabajadora es quién establece y define estos calificativos.

 

A pesar de múltiples intentos de uno que otro especialista y uno que otro directivo, muy pocos saben de la existencia o de las actividades que estos centros educativos llevan a cabo en territorio tlaxcalteca; cuyos problemas, no solo se limitan a la falta de difusión, sino que también al inexistente acompañamiento, la inadecuada capacitación y actualización para las diversas especialidades, la negativa por dotarles de equipo y herramienta, limitando la dotación de insumos necesarios de primera mano por parte de la Autoridad Educativa Local; pero además de la ausencia de oportunidades de crecimiento e ingreso al subsistema, que en caso de haberlas, se han brindado por medios amañados, privilegiando el influyentísmo, amiguismo, compadrazgo, nepotismo y espero que no sea el caso de corrupción en la venta de plazas.

 

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Por si fuese poco,  el mismo Sistema Gubernamental, en lugar de formar alianzas con estos centros educativos, promotores de políticas públicas sociales, crea otros programas muy similares como “Supérate” (que dista mucho de la integralidad de una Misión Cultural) y que de acuerdo a la página oficial del Gobierno del Estado de Tlaxcala, “es un programa único en América Latina y México, que lucha contra la pobreza extrema en Tlaxcala”, en el que fácilmente Misiones Culturales aportaría un gran apoyo en el cuarto componente de dicho esquema, pues no son únicamente promotores de un programa; los misioneros (como así se definen a sí mismos), son agentes de cambio, pues su metodología es de acción participativa, estando en una comunidad más de treinta horas a la semana, los doscientos días del calendario escolar; e incluso, días festivos o de asueto, siempre para el bienestar de la población.

 

Si bien, Supérate, goza de componentes como apoyo monetario, esquemas de aseguramiento, activos productivos e incentivos al ahorro, no deja de ser un programa en el cual se privilegien la gerencia pública y no la social, en justificación de que el presupuesto erogado sea administrado de forma eficiente, más que del impacto social real en el tema de eficacia; a diferencia de las Misiones Culturales que por el tiempo y estancia en una población, saben de primera mano sus problemáticas pero a la vez sus fortalezas y áreas de oportunidad. Pero si bien, no es hacer un análisis al programa Supérate, solo me ha servido para ilustrar una de tantas problemáticas y uno de tantos programas con los que el misionero, día a día tiene que sortear en el campo de los hechos.

 

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Finalmente, y desde mi posición particular, el servicio educativo de Misiones Culturales tiene y tendrá una vigencia latente, siempre y cuando el rezago educativo y social estén en cada una de las diversas latitudes de nuestro estado; a pesar de que el apoltronamiento y la zona de confort se manifiesten en uno que otro especialista y uno que otro directivo; pero para ello, la Coordinación de Educación Extraescolar, siendo la rectora inmediata y generadora de estrategias administrativas de estos centros de trabajo, debe definir una política educativa sustentada en la investigación y no en la mera suposición, ejercer un liderazgo informado, apegado a derecho, tomando en cuenta por un lado los derechos de los trabajadores, pero a su vez el interés común y social por el que el gobierno estatal fue electo, pues sin ello, solo será mera simulación en el cumplimiento del deber.

 

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Tal vez y seguramente se me han escapado algunos datos, mencionado algunos problemas, citado algunas otras dependencias y programas, de esta forma, tal vez se ocupe un nuevo artículo para tal objetivo, pero agradezco, amable lector, me haya dado la oportunidad de exponer el sentir propio de un servicio educativo en el que reza su Himno: “Con fe, y con amor, tras la divisa acción social, las Misiones Culturales, van a la lucha con valor, bien puesto el corazón, y con la enseña nacional, [¡¡¡] adelante misioneros nuestro campo será la nación [!!!]”; emotivo, como todas las acciones de un sistema educativo en el que aparentemente está en agonía, pero que me atrevo a afirmar, a título personal, que el mismo Sistema Educativo, es quien se está encargando de ello.

 

Pero usted amigo lector, tiene la última palabra pues el objetivo del presente es el de informar sobre lo que fueron y son las Misiones Culturales en el país y el estado de Tlaxcala, así como de los posibles problemas que lo detienen en su avance y promueven su agonía, esperemos que no la muerte.

 

 


 

 

 

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