Por: Diego Figueroa | @oreugiFDiego
Conforme pasa el tiempo existen quejas o malestares recurrentes del ser humano. Sin importar la edad, el estatus social, el ambiente laboral / académico o incluso hasta geográfico, nunca se deja de escuchar el “por qué siempre me pasa esto a mí” y sus mil y una modalidades. Otra, muy común es aquella que versa “estoy cansado de tomar siempre malas decisiones”. Y últimamente lo que suena de moda es “porque así tiene que ser”. Cerrando la puerta a pensar, a discernir, a evaluar o al menos cuestionar la razón de las cosas.
Claro, al ser joven y no tener ni experiencia ni argumentos propios de la edad o frutos de malas decisiones que se conviertan en experiencias que enseñan el porqué de las cosas, uno simplemente, como buen soldado va atacando como se le va ordenando. Uno simplemente continúa haciendo, porque se tiene que hacer y porque así, se labora o se desarrollan las cosas donde uno está. Pero, como siempre, hay un pero en la vida. Pero, llega un momento de cordura, por llamarlo de alguna forma donde uno empieza a cuestionarse, ¿por qué tengo que hacer lo mismo?
Ahora, con tantos años ya en este mundo, es fácil identificar la razón de todas esas preguntas con la que iniciaba este aporte. Sin pena a equivocarme y sin prepotencia al enunciar, estoy seguro de que existen dos tipos de vida o al menos, dos modalidades:
Una vida por diseño y otra vida por default.
Cuando joven…
De niños, nuestros padres nos matriculan en la escuela y de ahí, uno va estudiando para pasar de año. Así que, terminamos la primaria, después, por default nos vamos a la secundaria, misma dinámica. Al terminar, se tienen dos opciones: Se trabaja o se sigue estudiando. Si continuamos por default, la preparatoria cobrará vida. Manteniendo esa dinámica por default. Estudiar para pasarla y de ahí, el ciclo se reinicia.
Al llegar al momento de elegir una licenciatura, se enfrenta el primer gran conflicto del nuevo adulto: ¿Qué estudiar? En ese punto tengo un par de comentarios al respecto, pero de momento, no serán en esta entrega.
Así llegamos a la universidad y nuevamente “por default” se va estudiando para pasar semestre con semestre. Cuando por fin, culminamos los estudios universitarios ¿Qué sigue por default? ¡CLARO! Buscar un trabajo, ponerse a trabajar y mantener la dinámica por Default.
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Y con este burdo ejemplo, trato de ejemplificar la razón de casi todas las cosas y le pregunto:
Está con un trabajo que seleccionó o que simplemente, ¿lo tomó por Default?
Durante el día, usted planea sus actividades o simplemente ¿hace lo que ese día por Default tiene que hacer?
Las actividades que le quitan el tiempo lo llevan a algo, están planeadas para alcanzar algo o, simplemente las hace… ¿por default?
La vida ya de adulto…
Se ha puesto a pensar que levantarse cada mañana para ir a trabajar sin sentido, llevar a los hijos a la escuela, comprar los alimentos para el día o para la semana, mantener el orden en el hogar, administrar sabiamente el dinero que se genera y planear actividades lúdicas durante el día, no es “diseñar una serie de pasos para lograr un objetivo en especial”
Si está conmigo en este punto y analiza que el ir a trabajar (y por ende trabajar) que el estar en casa (y por ende, tener el control de la misma) son cosas que pasan y se hacen “por Default” y si aún sigue conmigo, ¿Qué ha diseñado usted por gusto, por alegría, por alcanzar un objetivo mayor? Algo que sea más allá del solo hacer por hacer, del solo ir por ir o del simple hecho de seguir… a ja, por Default.
El dinero que quiere ahorrar, el nuevo trabajo que busca, las actividades que quisiera cambiar… Y todas esas cosas que pudieran ser una ilusión, una opción para alguien más o hasta – ideas guajiras – sabe que, si las piensa, si las organiza, si diseña un plan, las puede obtener. Pero claro, para eso necesita primero, dejar de soñar y actuar. Dejar de reaccionar por default y empezar a diseñar su día.
Hoy en día, en este presente.
Quizá porque soy un viejo ya, quizá porque el día menos pensado no podré levantarme más a escribir y quizá, ni siquiera pueda volver abrir los ojos. Así que, con esa idea en mente, no puedo darme el lujo, primero, de perder mi tiempo y segundo, de ir haciendo las cosas solamente porque sí, solamente por default.
Si yo pudiera por este medio enviar mensaje, sería el siguiente:
Prepárese un pocillo con su bebida preferida, agarre un cuadernillo, vaya por su bolígrafo mecánico y diseñe un plan para su día. Hágase el hábito de ir viviendo lo que usted diseña y no, “lo que le toca”. Vaya planeando qué es lo que quiere vivir el próximo año, siga diseñando su día y vaya encontrando ¿su por qué? Al hacer esto, si en un futuro nos encontramos, usted podrá decir, que lo que está viviendo, lo vive por una razón y que esa razón es la causa que ha diseñado todo su desempeño.
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Se escuchará muy trillado, pero está aún a tiempo de agarrar las riendas de su vida pero ponga su destino, identifique su llegada final, encuentre a dónde quiere parar.
Entiendo que todo el mundo odia su trabajo, entiendo que todos trabajan porque lo tienen que hacer, pero entonces, haga un compromiso con usted mismo y trabaje uno o dos años más con la única finalidad de ahorrar para su libertad y de ahí, después del tiempo que usted defina:
Viva lo que usted diseñe y deje de vivir, solo por default.
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