personalidad
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La infancia es una etapa crucial en la formación de la personalidad, pero ¿Qué elementos están relacionados en la conformación de esta?

 

“Somos lo que hacemos, con lo que hicieron de nosotros”

Jean Paul Sartre

 

Por: Mtra. Miriam De la Fuente Sánchez | @Miriam

 

La personalidad es una construcción que si bien se define por rasgos hereditarios, también se conforma por el cumulo de experiencias positivas o negativas que el individuo experimenta a lo largo de su vida.  A continuación, se desglosarán algunos elementos básicos en la conformación de esta y que son indispensables poder equilibrar en los infantes si se pretende que desarrollen una personalidad emocionalmente estable.

 

Apego y vínculo emocional.

 

En los primeros años el vinculo emocional es un factor fundamental en el desarrollo de la personalidad, ya que a partir de este el niño se concibe y se reafirma como un ser en  el mundo y más aun, un ser que es amado, el sentir este afecto que nace a partir del apego con la madre, nacen los primeros aprendizajes de la auto confirmación, autoestima, lo que generara en las siguiente etapas un desarrollo emocional mas adaptativo que funcione para que el niño establezca relaciones sanas y adecuadas con personas que no pertenezcan a su círculo familiar.

 

En este sentido el apego tiene una importancia relevante por lo cual será necesario que la madre genere un vinculo emocional sano, en donde el niño se sienta aceptado, tenga el cariño y la atención necesaria sin caer en los excesos y en la sobreprotección, de lo contrario generara una personalidad de inseguridad, y necesidad de protección lo que puede causar que en edades más avanzadas el individuo busque relaciones emocionales de codependencia emocional.

 

Por otra parte, si el vínculo emocional y apego con la madre es nulo, la característica de personalidad será referente a un carácter hostil y con deseos de la aceptación de las demás personas.

 

Autonomía.

 

La autonomía da sus inicios en los primeros años de vida, cuando el niño experimenta, la libertad de poder andar solo, esto cuando se alcanza la madurez para aprender a caminar y así sucesivamente va adquiriendo más confianza en sí mismo, que le ayuda a comprender que para ejecutar diversas acciones no es necesaria la compañía de mamá o papá.

 

Dentro de esta autonomía el va adquiriendo la noción de sus propias decisiones para elegir, ante esto la figura de los tutores juega un papel muy importante ya que deberán conducir de manera efectiva el razonamiento del niño para elegir de manera responsable. Cuando se habla del desarrollo de la autonomía se pueden tener errores en el acompañamiento de esta, por ejemplo, cuando los cuidadores no dan la oportunidad de elección al niño, o lo hacen dudar de su capacidad, volviéndolo inseguro de sus decisiones, lo que podría conllevar más adelante a convertirse en una persona que dude de sí mismo, y tenga un miedo constante a arriesgarse para conseguir lo que desea.

 

Por otra, parte si en este desarrollo de la autonomía los tutores son condescendientes, generar un niño incapaz de reflexión sobre su responsabilidad de decisiones, generando personalidades arriesgadas e incluso de rebeldes.

 

Creencias culturales.

 

La familia es el núcleo en la cual aprendemos todos los aprendizajes sociales, derivados de las creencias familiares, valores, costumbre, hábitos, estilos de vida, este cúmulo de aprendizajes nos proveen de identidad como personas, haciéndonos parte de.

 

Sin embargo, muchas de estas creencias mas allá de promover un adecuado desarrollo, pueden limitar al individuo, por ejemplo, creencias arraigadas al género, donde se encasilla el papel del hombre y la mujer en la familia, otro ejemplo, las creencias ligadas a la religión no vista como un aspecto espiritual si no como una imposición. Todos estos aprendizajes provenientes del núcleo familiar permean directamente en la construcción de la personalidad y en el desarrollo funcional del individuo.

 

Experiencias ambientales positivas o negativas.

 

La infancia es vista como una etapa de vulnerabilidad, ya que el niño depende complemente del cuidado de los adultos para poder proveerle desde lo más básico para la existencia, así como de la educación. Sin embargo, es en la infancia donde se presentan la mayoría de los traumas relacionados con un cuidado deficiente por parte de los padres, por ejemplo, violencia física, psicológica, sexual, fallecimiento de alguno de los cuidadores, rechazo etc., los cuales se quedan fijados en la parte inconsciente volviéndose traumas no resueltos que generan conflictos durante toda la vida del individuo.

 

Los adultos debemos proveer a los niños de infancias felices, de evitar arriesgarlos a situaciones que puedan agredir la formación de su personalidad, y así garantizar adultos sanos y seguros que ofrezcan lo  mismo a las futuras generaciones

 

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Un comentario en «La formación de la personalidad.»

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