Por: Alejandro Teutli | @alejandroteutlie
Empezaremos diciendo que el cuerpo desnudo en el trabajo de Jenny Saville se resignifica siempre como representación en la pintura y no como cuerpo natural. En la obra de la pintora el cuerpo adquiere un significado particular y su representación toma un sentido distinto del que ha tenido en la historia de la pintura occidental. La pregunta sería entonces ¿Cómo se ha significado el cuerpo desnudo como representación a lo largo de cinco siglos de pintura? Dentro del arte que se fundamenta en la representación dentro de un plano bidimensional no es posible enfrentarse más que con formas que tienen un sentido propuesto por el propio artista. Un pintor que representa un desnudo en un cuadro no nos pone ante un cuerpo real sino ante una representación, sea que tome a un modelo de la propia realidad o lo imagine.
En el trabajo de Jenny Saville estamos siempre ante representaciones del cuerpo y por esa razón tenemos la posibilidad de interpretarlas. En otras palabras, lo que hay que entender para acercarnos a una obra de arte es que un objeto representado puede ser interpretado de distintas formas, aunque sin olvidar que ese objeto tiene una significación contenida en lo que es. Por ejemplo, en una pintura podemos reconocer un cuerpo femenino de carnes generosas y decir que representa la antítesis de la belleza que se ha construido en determinado contexto histórico y social, pero, lo que no debe perderse de vista es que, primero, es la representación pictórica de un cuerpo con determinadas características físicas y que no necesariamente nuestra aseveración correspondería a la intención del artista de pintar una mujer con esas características físicas.
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Así mismo, la representación del desnudo en pintura no solamente se limita a la forma del cuerpo sino también a la postura que adopta en la composición; no es lo mismo un cuerpo femenino desnudo de pie que recostado, sin olvidar la tan aludida variedad de cánones que se han dado en el devenir histórico, modas e ideales de belleza que han marcado la forma en la que los desnudos han sido abordados por los pintores. Y son los pintores los que le han conferido al desnudo femenino un carácter prioritario que ha estado vinculado, hasta hace algunos años, como se puede apuntar, al capricho masculino.
Desde el siglo XV hasta finales del siglo XIX la representación del cuerpo desnudo femenino tuvo diferentes acepciones que fueron construyendo un sentido de significación encaminado principalmente hacia una idealización clásica que se inscribía en la representación de la mujer como diosa, como ideal de belleza o como musa. Y es precisamente durante la segunda mitad del siglo XIX que el desnudo femenino que es, sin duda, el motivo más utilizado tanto por los artistas académicos como por los artistas modernos tiene un cambio radical en cuanto a su significado dentro de la pintura.
La mujer desnuda en la pintura deja de ser la representación de lo ideal para ser una representación de lo real. En otras palabras, los artistas utilizaron ciertos tipos de mujeres que originaron un encuentro, por medio de la pintura, con mujeres fatales, lesbianas y prostitutas. Aquí es necesario apuntar que la representación del cuerpo desnudo femenino estaba ligado a un carácter sexual correspondiente a ciertos estereotipos sociales y que dichos estereotipos siguen presentes en la actualidad, pero con una visión distinta a la del pasado.
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Jenny Saville es una pintora que se da a conocer durante la última década del siglo XX y que se desarrolla alcanzando un punto de madurez artística en lo que va del siglo XXI generando, por medio de la representación del desnudo femenino, una significación distinta respecto de la pintura anterior, siendo uno de los factores que más influyen en esto su propia condición de mujer-pintora. En su trabajo la representación del desnudo abre nuevas posibilidades de interpretación que están evidentemente relacionadas con el contexto personal, social y artístico de la artista.
La pintura de Jenny Saville no está abierta a cualquier interpretación que de ella se quiera hacer porque la intención de la artista con su trabajo es pintar al cuerpo desnudo, principalmente al cuerpo femenino, no como un símbolo de perfección, de belleza o celebrando un sentido erótico sino como un cuerpo que alude a la mujer real, la cual tiene imperfecciones, puede ser objeto de maltrato y, desde luego, es mortal. La relación cuerpo-pintura queda de manifiesto cuando ella misma sostiene que se ha “desplazado desde la anatomía del cuerpo a la anatomía de la pintura” (Saville p. 8). Esto en otras palabras nos lleva claro que para Saville pintar al cuerpo, y por ende pintar su carne, es el objeto inalterable de su pintura.
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Así llegamos a la siguiente pregunta: ¿Cómo es que se puede afirmar que hay un sentido de resignificación del cuerpo humano como representación en la pintura de Jenny Saville? La respuesta inmediata más no definitiva, es que Jenny Saville aborda el desnudo como ninguna otra mujer lo había hecho nunca en la pintura y aun partiendo del trabajo exclusivamente de pintores hombres, toma una distancia del trabajo de esos artistas. El desnudo en Saville adquiere una nueva dimensión de significación solamente como representación en la pintura que escapa al sentido del cuerpo como naturaleza yendo en contra de lo que la mayoría de la pintura anterior propone en la representación del cuerpo desnudo, particularmente del cuerpo femenino, abordando cuestiones que hasta entonces no se habían tocado, o por lo menos de esa forma, en la pintura occidental.
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