“Si no hubiera conflicto no habría películas, ni toros, ni periodismo, ni política, ni lucha libre, ni nada. La vida sería muy aburrida. En cuanto alguien diga sí, hay que contestar no”
José Clemente Orozco
Por: Alejandro Teutli / Maestro en Estética y Arte.
Actualmente mucha gente permanece en su casa por recomendación de las autoridades sanitarias gubernamentales. Los que siguen dichas recomendaciones, suelen acatarlas sin cuestionamiento alguno, dando por sentado que cuidan su salud y en consecuencia la de los demás.
Está situación no distingue ni condiciones sociales, ni ideologías, ni actividades profesionales, ni género y demás. Desde luego, esta condición extrema se padece aún más por quienes no tienen un trabajo estable, ya sea en una institución, que se financia con recursos públicos, o bien, en una empresa privada con suficiente solvencia para mantenerse, a pesar de las presiones del gobierno para que no labore ninguna empresa que no sea “prioritaria”. Como si para cada persona su fuente de empleo no fuese prioritario. Obreros, comerciantes, empresarios, artistas, en fin, no queda fuera casi ninguna actividad laboral de esta vorágine pandémica, la cual no termina de comprenderse claramente, de modo que no deje espacio para el cuestionamiento y despierte la duda de muchos respecto a las acciones tomadas para su combate.
¿El Arte como actividad prioritaria?
En esta ocasión, haré una breve disertación sobre las actividades artísticas, que para casi nadie serían actividades consideradas como indispensables, menos, entonces, de carácter prioritario.
Y aquí surge la gran pregunta: ¿de qué viven los artistas? A manera de respuesta, otras preguntas: ¿del aplauso?, ¿del reconocimiento?, ¿de la satisfacción de hacer y dedicarse a lo que eligieron en la vida? La respuesta sería más que obvia, pero para muchos no queda tan claro. Los artistas, como el resto de los miembros de una sociedad, viven de su trabajo. Y vivir del trabajo producido en el campo del arte en países como México no es cosa fácil.
En algunos casos los artistas y quienes están dedicados a la producción de bienes culturales viven de apoyos del gobierno: becas y estímulos, los cuales no son suficientes y, a veces, suelen ser irrisorios. Pero para los que viven de su trabajo producido a través de la venta directa o indirecta, ya sea cobrando por una presentación musical, una función de teatro o danza, o vender una pintura, les suele ser más difícil mantener una estabilidad económica (desde luego, existe un porcentaje pequeño que tiene posibilidades de tener ingresos excelentes por diversas razones).
De lo mencionado, es de suponerse que las dificultades no son solo para los artistas sino para muchos, para los que los problemas se incrementan de manera exponencial. La situación, entonces, obliga a actos de resistencia, en definitiva, a buscar nuevas formas de afrontar el día a día.
Las voces críticas
Ante todo esto, existen voces críticas desde el arte que cuestionan los disparates que vemos que se cometen en aras de la salud de los seres humanos. Para el mundo cultural y los artistas la situación solo arroja incertidumbre. Espacios cerrados indefinidamente, recomendaciones que pugnan por un distanciamiento social, medidas estrictas para espacios públicos (si es que se permitirá su reapertura en un tiempo razonable) que en algunos casos rayan en lo ridículo. Todo apuntando, pues, a una “nueva normalidad”. En otras palabras, los seres humanos estamos siendo despojados de libertades que se han ganado y construido a lo largo de mucho tiempo.
Y aquí, es pertinente lanzar otro cuestionamiento: ¿qué le depara al mundo de la cultura y el arte? La música, sobre todo los conciertos, las exposiciones de arte en museos, las obras de teatro, el cine, en fin, el arte en cualquiera de sus manifestaciones están en riesgo de quedar limitados a niveles insospechados.
Es menester que los artistas y demás personas en este panorama nada alentador, encuentren formas de accionar y así́ seguir llegando a la gente para poder seguir dialogando sobre los aspectos trascendentales de la realidad. Aunque lo anterior se ha llevado a cabo por varios artistas a través de medios digitales; dichos artistas ya llegaban a un mu liceo masivo, sin contar con recursos casi ilimitados para generar megaproducciones. Aquí el problema es para artistas locales que, si bien cantan con un público, éste es limitado. Aunque cabe mencionar que por lo menos algunos lo han intentado, con diferentes resultados.
Ser críticos
Artistas o no, las personas estamos ante una inusitada situación ante la cual debemos estar alertas y, más que nunca, ser muy críticos para actuar de la manera en la que las circunstancias lo requieran, sin caer en una sumisión ante el sistema económico y político que, como hemos visto en muchas ocasiones, no necesariamente está interesado por nuestro bien estar (aquí cabría mencionar a un organismo como la O.M.S.).
Por el bien de todos, de nosotros y las generaciones por venir, tendremos la tarea de preservar nuestra libertad, nuestra cultura y nuestras manifestaciones artísticas que son manifestaciones de lo humano, sin las cuales quedaríamos desdibujados y empobrecidos, a grado tal de vernos en un espejo sin poder reconocernos.
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