sociedad civil
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Por: Diego Figueroa | @oreugiFDiego

 

“PAVOROSO” Como parte de la sociedad civil, recuerdo haber leído los periódicos ante los sucesos de aquel día a las 7:20 de la mañana. Y lo recuerdo perfectamente porque el fin de semana previo, habíamos ido a Reino Aventura el sábado. Llegando muertos de cansancio, cenamos en la parte baja del hotel, usando su farmacia restaurante. En la noche de ese día, pensábamos en quedarnos una noche más. De domingo a lunes en el Hotel Regis del Distrito Federal.

 

En ese jueves negro, la XEW era lo único que sonaba en provincia. El radio no paró y al escuchar como varios hoteles estaban derrumbados con gente prisionera y no se podía hacer nada porque no había los recursos para ayudar a las personas en las azoteas. Poco a poco se vislumbraba la creación de aquel nuevo concepto de “Sociedad Civil” de manera mejor narrada por C. Monsiváis.

 

Ahí frente a tan tremenda gesta, la Sociedad Civil cerró sus filas y poco a poco, ellos fueron de manera increíble organizándose, acomodándose y repartiéndose las labores de rescate sin previo mandato oficial. Con el tiempo se vieron las fotos de hileras de civiles acarreando, pasando y liberando cualquier obstáculo por inmenso que pareciera.

 

Es verdad que nadie estaba preparado par tal derroche de fuerza natural, pero es imposible negar cómo el nivel de astucia del pueblo mexicano supo de manera natural unirse y responder antes que cualquier otro organismo gubernamental.

 

Unidos ante la adversidad, se salió adelante. Los de aquella generación lograron salir esperar una ayuda del más allá que mágicamente tranquilizara todo. Aún sabiendo que se tenía todo en contra, se siguió luchando y se salió.

 

El mes de septiembre.

  

A mí lo que siempre me generó duda, fue aquello que mi abuelo me contaba cuando “El Ángel” tocó suelo al caer de su podio. Mi abuelo, nacido en 1890 solía decir que: “si el temblor de 1957 hubiese durado tanto como el del 85, el distrito federal se habría destruido por completo”. Pues aseguraba que aquel, había sido más fuerte.

 

Ahora, entrando de nuevo al llamado – mes patrio – me pregunto, fuera de la verbena, del quilombo y la pachanga con la que todo el mundo sin llamado se junta, se organiza, se ponen de acuerdo para celebrar de forma, casi casi natural.

 

Haciendo que todo lo relacionado al convivio del patio vecinal fluya de manera orgánica, ¿dónde está ese mismo ejemplo en un sistema macro? Dónde está la reacción de las instituciones, de los dueños de empresas, de los establecimientos más o menos grandes, de las cadenas comerciales locales. Qué es lo que se está esperando para que una ves más la sociedad de la cara.

 

¿Cuándo se volverá a unir la sociedad para enfrentar al COVID19?

 

El virus tiene el mismo grado de epopeya que lo que se vivió en 85. Pero ¿qué le pasó a la gente? ¿Dónde quedó esa organización civil? o dónde podemos ver nuevamente, esa unión cívica que poco a poco vaya liberando espacios, que poco a poco despeje caminos y nos brinde espacios para actuar. ¿Dónde está aquel tipo de gente?

  

La crisis social ante la pandemia.

 

Está de más tocar el tema, está de más, echarle sal a la llaga ni falta que aluda el tamaño del problema.  

 

Pero como he redactado un par de veces antes en este mismo espacio, la crítica no es de forma, sino de fondo. Y el actuar que estoy buscando no tanto es de organismos o institutos, ya sean privados o gubernamentales, es de personas, es de individuos, es de la misma sociedad.

 

Esa misma sociedad no eran eruditos, no eran ingenieros, no eran matemáticos (aunque muchos de ellos no dudo que sí lo hubiesen sido) eran seres humanos antes de todo y manejaban como sociedad un sentido común como creo se ha perdido. Todos sin importar el grado académico hacían algo por ayudar, repito “hacían algo”.

 

Podrías leer: “El Derecho a Ofender y la Libertad de Ser uno mismo”

 

Ahora, sin afán de ofender, menospreciar o insultar a esas grandes estrellas que ahora están viviendo en los cuernos de la Luna gracias a las redes sociales, yo les pregunto, ustedes creen que Youtubers, Blogers, Vlogers, usuarios “pseudo reconocidos” del Face, los iconos de Instagram o los tan mencionados – influencers sociales – ¿han hecho algo por ayudar o por dirigir a esta sociedad?

 

¿Ustedes los ven remangarse las mangas y ponerse a trabajar por un bien común?

 

¿Ven a estas generaciones, fajándose los pantalones y entrarle al ruedo de alguna propuesta social que en verdad nos organice para salir del problema de la pandemia?

 

Creen que las Estrellas Sociales de las Redes Sociales, ¿puedan organizarse, analizar, desarrollar e implementar una serie de estrategias para ayudar a la moribunda sociedad civil actual? Y que entonces sí, comprueben y reafirmen su valor individual al ser parte de una sociedad y justifiquen la grandeza con la que actualmente ellos se comportan.

 

Dejaré la pregunta al aire.

 

Porque ahora que lo pienso, yo ya soy una persona mayor, ¿yo qué puedo saber de estos tiempos? Yo estoy más de salida que llegando. Pero no puedo dejar de pensar o mejor dicho, de cuestionarme, en qué momento se perdió el rumbo, en qué momento, como sociedad, volvimos a cambiar el oro por espejos.

 

 

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Por adminCGJ

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