ídolos
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Por: Diego Figueroa | @oreugiFDiego

 

¿Qué pasa con los ídolos de hoy? ¿Qué pasa con la gente influyente? Pero, sobre todo, ¿qué tipo de personas se están formando dentro de las sociedades? Recuerdan cuándo se idolatraban personas como Pedro Infante, Germán Valdez, María Félix, Carlos Fuentes, Sara García, Octavio Paz, Katy Jurado, entre otros. Son ídolos que aportaban, que alumbraban un lugar a querer llegar ser, ídolos que generaban quizá polémica, pero eran coherentes con su persona, su pensar, su actuar y sobre todo su decir.

 

Ídolos que haciendo de lado que, como cualquier ser humano, tuvieron sus puntos fuertes y débiles, que también cayeron en excesos, que no fueron santos y que, como todos, en un principio también erraron porque, no hay que olvidar que no por ostentar el mote de ídolos, no dejaron de ser, seres humanos.

 

Esos ídolos estaban sembrados en sentidos tan burdos como la comedia o idioma, basta ver una de las primeras películas del mimo de México para encontrar una riqueza desbordante del uso del lenguaje que hasta hoy en día, la manera de usar el español, sigue siendo mi ídolo a seguir.

 

El orgullo de ser mexicano en personas como Infante o María Félix, queda más que retratado y evidenciado en entrevistas a sus personas.

 

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No se puede evitar ver el orgullo que ellos profesaban al ser y sobre todo, sentirse mexicanos. Pero no mexicanos de a peso, de esos que ni un tostón aportan.

 

Eran ídolos que invitaban al grueso a despertar, a tomar conciencia y hacerse responsable de su crecimiento. En el caso de María Félix, el nunca esperar que “un hombre” le resolviera la vida. Qué ejemplo para las mujeres y sobre todo, las niñas de ese momento.

 

En ídolos o mejor dicho, maestros de profesiones como Jacobo Zabludovsky. Una vez más, no centrándonos en si dijo o no, si habló o no. Reporteros no solamente de título o nombre. El grado de formación en el área, el dominio de la materia, la forma de salir e investigar, el siempre mostrarse como se debe, no era un improvisado que surgió de la nada y que, sobre todo, no se quedó solo con lo que sabía, siguió creciendo.

 

Escritores mexicanos que pusieron el ojo del mundo entero en el país, en su sentir, en su pensar y sobre todo en la cultura del mexicano. De esos escritores qué más puedo decir, qué más, puedo yo, humildemente escribir.

 

El Barro de hoy.

 

Ahora, veamos, qué tiene la juventud hoy para seguir…

 

Un producto terroso, sin filtro, a granel, más simpleza, sin cuerpo, sin sabor, efímero… puro barro. Creo que este será el aporte más corto en el tiempo que tengo escribiendo para Despertar Diario, pues programas llenos de injurias, chismes de espectáculos y noticieros redactados con notas a manera y a forma de porristas, no hay nada que ver.

 

Es una verdadera pena pasar tiempo frente al televisor y ver la burda de bazofia en contenidos que se ofrece al telespectador sumado a la inexistente calidad de personajes que valga la pena investigar, Ídolos sin sentido, sin gloria, sin un peso concreto de obras o creaciones dignas de elogiar, nada. No se tiene nada.

 

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Como negocio, debo recalcar que, si el consumidor final me pide Y ADEMÁS me paga por baja calidad, cero contenidos y por darle refritos (como se le conoce en ese mundo) de una vez más lo mismo… Como alguien del mundo de negocios diría – es lo mejor que me puede pasar – porque no se debe invertir en calidad. No se tiene que pensar el contenido, ni mucho menos ofertar algo novedoso, ¿para qué?

 

Como comerciantes, ellos pueden ofrecer basura envuelta en papel de oro, pero, al adquirir el producto y relacionar precio con calidad es ahí, cuando, uno en su sano juicio debiese alzar la voz y decir: “pero ¿qué joda es esto?”. Pero bueno, quizá solo la vieja guardia haría esto, solo aquellos últimos que tuvimos a bien apreciar material de calidad, tenemos con qué comparar.

 

Los ídolos actuales.

 

Pseudo comediantes que explotan el uso de los genitales o la misoginia para generar risas en sus fans… reportajes usando memes para ilustrar… Canciones que más allá del coito, no dicen más… Programas televisivos que son simples pasarelas de explotación de genero… Artistas fuera de México que “triunfan” personificando jardineros, empleados de construcción, de limpia o simples comediantes de relleno, haciendo reír con el marcado acento del mexicano hablando en un idioma extranjero…

 

Y si nos vamos a las Redes Sociales donde están los jóvenes, aquellos jóvenes que son la esperanza de una sociedad y hasta el mundo. La aplicaciones que fomentan el hedonismo, que promueven estética más allá de lo sanamente posible, chistes sin sentido y siempre apuntando a contenido sexual o a hypersexualizar a sus usuarios que, entre las señoritas sobre todo –  sino se exhiben o muestran sus atributos físicos – no tienen likes, generando en ellas altos grados de ansiedad o en otros rubros, la creación de estúpidos clips de video de 30 segundos que….

 

Ya no tengo ganas ni corazón para seguir.

 

A quién sigue la juventud, cómo quién sueñan ser, qué clase de sociedad se está formando, se está cobijando, se está normalizando, pero, sobre todo y para ellos, ¿cuál es el ideal al que los muchachos aspiran ser?

 

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Quizá, muy probablemente, solamente los de mi generación lo veamos y sobre todo, lo cuestionemos. Pensando en la sociedad, pensando en los escenarios que se avecinan, tanto locales como mundiales, desde crisis económicas hasta alimenticias, donde la vida será más dura de lo que actualmente las sociedades se están quejando, ¿qué se está haciendo con los jóvenes?

 

Porque los jóvenes por su cuenta si están “muy salsa” gritando por sus derechos, pero cuando se les cuelgan sus debidas obligaciones, callan y se van de vuelta casa. Sí, son muy valentones al exigir sus libertades, pero cuando ven el precio y deben ser responsables, una vez más, van de regreso a casa de sus padres.

 

Una juventud cada día más debilitada, emocionalmente más inestable y en cuestiones de sacar el carácter y el orgullo, diariamente como se hacía antes, hoy, al cuestionarlos, se les ve, entiende y siente, más vulnerables.  

 

Y entonces, pregunto por última vez, dónde están esos ídolos que les marquen el camino, dónde están esos influencers actuales que les motiven a aportar cosas buenas como personas y como sociedad, pero sobre todas las cosas, yo pregunto:

 

¿Qué clase de adultos se están formando?

 

 

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